No puede existir un buen villano sin una gran arma del cine de terror. Es imposible imaginar a Freddy Krueger sin su guante (o sin su sombrero, pero no hablamos de outfits), o una slasher film sin algún aditamento punzocortante.
A continuación 5 armas que nos han provocado pesadillas
CANDYMAN – Gancho
Candyman, el hombre amigo de las abejas que se aparece para matarte si dices su nombre cinco veces frente a un espejo, tiene una famosa arma de terror: un gancho oxidado que data de la Nueva Orleáns del siglo XIX.
Este personaje que amalgama el folklore norteamericano con más de 100 años de diferencia es un ser sobrenatural sádico cuyo modus operandi era clavar su arma por la espalda. Suena a albur pero no lo es.
A diferencia del Capitán Garfio o el aburrido villano de Sé lo que hicieron el verano pasado, Candyman no utiliza el gancho como un accesorio, sino como una extensión de su antebrazo carcomido y en pleno estado de putrefacción.
Lección de vida: los ganchos sólo deben colgar ropa y no personas.
MICHAEL MYERS – Cuchillo
Michael Myers, el asesino serial más famoso del cine, especialista en niñeras que trabajan en los suburbios. A pesar de que su máscara de William Shatner no le permite un visión periférica, lo compensa con una habilidad superhumana del manejo de un vil cuchillo de cocina, de los grandes, como de taquero.
Nadie debe de usar algún utensilio de cocina como una arma, al menos que seas John Wick o Jason Bourne.
Al igual que otro de los primeros grandes villanos de la historia del cine, Norman Bates, este utensilio casero, conlleva una lectura edípica: la extensión maternal de una herramienta que en pleno siglo XX, era relacionado directamente con actividades femeninas (ahora es buen momento para recordar que el primer crimen de Myers, siendo un niño de primaria, fue en su propia casa al asesinar a su hermana).
Y yo creía que tenía mommy issues.
JASON -Machete
El arma de terror favorita de Jason Voorhees, de Viernes 13, quien usa una máscara de hockey y deambula por campamentos infestados de pubertos.
Su machete tiene cierto valor sentimental: ha estado en la familia Voorhees durante dos generaciones y fue el primer regalo que le dio su madre; el segundo, fue la venganza.
Antes de innumerables resurrecciones, una escapada a Nueva York y un inexplicable viaje al espacio (¿?), ese combo infernal de máscara + tremenda humanidad de Jason + chamarra que seguramente está infestada con un millar de pulgas que cargan la peste bubónica + machete, es es el material del cual está impregnada cada pesadilla en el mundo occidental.
LEATHERFACE – Sierra eléctrica
Un texano deforme es fanático de las manualidades: realiza máscaras con la piel de sus víctimas.
Su crueldad es tal que hacer ver a Buffalo Bill de El silencio de los inocentes, como un aprendiz de Art Attack.
Es la peor pesadilla de un road trip: viajas a un concierto en Texas y de pronto apareces con una familia caníbal, cuyo hijo es un sádico hombre que además de ser un poco torpe, tiene otra arma bajo el brazo, un enorme martillo. Esta creación de Tobe Hooper es sin duda uno de los villanos más famosos de la historia.
Su influencia fue tan relevante, que hasta el ya mencionado Jason Voorhees durante un tiempo optó por poseer una sierra eléctrica como fetiche (aunque el mejor representante es Christian Bale lanzándola por unas escaleras en Psicópata americano).
FREDDY KRUEGER – Guante
Freddy Krueger, el asesino de las pesadillas, utilizaba un guante de cuero café con unas largas navajas.
El personaje cumbre de la filmografía de Wes Craven (y del terror de las últimas dos décadas del siglo XX), es un infanticida que ataca mientras duermes, adornado con un sombrero y una suéter a rayas desgastado. Y por si fuera necesario, su rostro es peor que una invasión de acné con cicatrices de quemaduras.
La mejor arma de la historia. Punto.