Este fin de semana se estrenó Proyecto Géminis y me hizo pensar en que en ésta época en la que hay mucha conversación sobre los directores hemos dejado un poco de lado a Ang Lee, quien sin duda, ya tiene un nombre lo suficientemente importante para colocarse en la lista de directores relevantes de la industria, pero que nunca ha sido un cineasta famoso en la cultura pop.
Nacido en Taiwán, Ang Lee es un director de cine que tiene una constante en sus cintas, el reflejo de la humanidad en sus formas más realistas o mágicas, la fe, el choque de culturas y creencias, la idea de conocer más lo que no entendemos o lo que no queremos entender.
POR ALEJANDRO SAUCEDO
Hulk: ¿adelantada a su tiempo?
Empezamos por una obra polémica: Hulk (2003), una película que fue tachada como aburrida ante una era llena de películas de super héroes repletas de espectáculo visual
Pero, ¿fue Hulk una obra adelantada a su tiempo? A nivel narrativo, su mayor enfoque es la búsqueda de respuestas internas de un Bruce Banner atormentado por un padre violento y repulsivo. Creo que los errores más grandes de la película no son estrictamente de Ang Lee, sino de un estudio que aún no sabía cómo afrontar a un género taquillero.
A inicios de siglo, se buscaban formas de incorporar los super héroes a las pantallas, experimentando con efectos visuales y personajes grandilocuentes (¿recuedan los perros mutantes gigantes? OK).
Es injusto juzgar los elementos técnicos para su época; pues, aunque en dicha generación ya existían producciones con visuales impresionantes (Lord Of The Rings, Harry Potter), en el cine de cómics, aún estaban en etapa de evolución. Sam Raimi ya había logrado grandes avances con su Spider-Man, y Hulk estaba buscando su camino.
Brokeback Mountain: la joya de Ang Lee
Ang Lee cambió los blockbusters y rompió esquemas hollywoodenses con Brokeback Mountain. Una de sus mejores películas que habla acerca de dos vaqueros que se enamoran y que fue un parteaguas para la carrera de Heath Ledger y Jake Gyllenhaal.
Brokeback Mountain, en 2005, presentó una historia que retrató una historia de amor ajena a género o preferencias; fue empática al señalar el amor y del peso de las decisiones que tomamos, a veces, reprimiendo nuestros propios deseos. Ang Lee ganó su primer Oscar a Mejor dirección e incluso, del León de Oro en Venecia.
Life of Pi: la fe y el 3D
En 2012 vemos a un Ang Lee explotando con maestría su cine. En Life of Pi, la religión y, sobre todo, la fe, fueron los pilares de esta película.
Life Of Pi nos cuenta la historia de un chico (creyente de muchos dioses, buscando respuestas a su vida) que, después de un accidente en el barco queda varado en medio del mar junto a un tigre llamado Richard Parker. Juntos buscarán la forma de entenderse, a pesar de uno ser un “animal” y el otro un “ser humano”. La comprensión es supervivencia.
A nivel técnico, la cinta muestra secuencias inolvidables: el accidente que dentro de su caos es bellísimo; la escena de la ballena y medusas, o los peces voladores. Todo filmado pensando en transmitir la magia de la historia y hacer creer al espectador que es un cuento en pantalla.
Unos cuantos años antes, James Cameron innovo dentro de la industria con el 3D de Avatar. Ang Lee perfeccionó el 3D de forma narrativa: en Life of Pi su 3D nos sumergía dentro de la historia. El uso de la edición, sobreponía elementos o borrando escenarios y dejando a los personajes más tiempo en pantalla, para después, disolverlos lentamente también. Una de sus características visual. Personalmente, en Life Of Pi, creo que es donde Ang Lee, diseña totalmente la atmósfera soñadora que quiere que creamos.
La historia sobre choque de creencias, racionales e irracionales, también nos planta lo necesario que es el equilibrio de ambas contrapartes. Pi, el chico que creyó en un tigre y su alma, deambula entre fantasía y realidad. ¿Qué historia nos gustaría creer?, ¿cómo un chico que perdió todo sigue creyendo en Dios? Cabe mencionar que ésta película también lo hizo merecedor del Oscar a Mejor dirección.