En un mundo alterno, estaríamos a semanas de haber finalizado los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero la llegada de ya saben que virus cambió los planes.
Durante los días en que se realizan las competencias, además de las hazañas deportivas, solemos enterarnos sobre la ardua preparación de los atletas, así como sobre los sacrificios que les permitieron cumplir el sueño de representar a su país en la justa olímpica.
Luego de ver el documental Athlete A -disponible en Netflix– te das cuenta que por mucho que en la televisión se transmitan las hazañas de estos atletas y de que se les haga innumerables entrevistas, la realidad es que sabemos muy poco de lo que verdaderamente pasa tras bambalinas.
Y créanme: es aterrador.
Una historia de horror
Dirigido por Bonni Cohen y John Shenk, este nuevo original de Netflix presenta el caso de Maggie Nichols, una gimnasta que prometía convertirse en la estrella en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y que inexplicablemente (para el público) quedó fuera del equipo de Estados Unidos.
Pronto se sabría la posible razón. La deportista había denunciado un año antes una serie de abusos sexuales por parte del médico del equipo nacional, Larry Nassar, mismos que fueron desestimados por la USA Gymnastics.
Lejos de ser un hecho aislado, se trataba de la punta del iceberg al descubrirse que Nassar había abusado de cientos de jóvenes gimnastas (algunas de ellas apenas unas niñas) a lo largo de tres décadas y que incluye a algunas de las más grandes figuras del deporte de Estados Unidos.
Más allá de sólo presentar el caso, Athlete A ahonda en las circunstancias que permitieron que este sujeto actuara con total impunidad por tanto tiempo y es entonces cuando aparecen Belá y Márta Károlyi.
Originarios de Rumanía, ambos son los responsables de convertir al equipo de Estados Unidos en una potencia de la gimnasia. Lamentablemente, para lograr este éxito hicieron uso de métodos tan cuestionables como criminales, en los que la intimidación, las humillaciones y los castigos físicos eran habituales.
Lo anterior creó el escenario perfecto para que Larry Nassar se ganara la confianza de las chicas y se convirtiera en la persona a la que ellas acudían cuando necesitaban de un amigo. Confianza que por supuesto, él traicionó de la peor forma posible.
Si esto ya era grave, el que las autoridades de la USA Gymnastics hicieran lo posible por mantener en las sombras los hechos hubiera sido imperdonable. Afortunadamente, como los directores de la película lo dejan muy claro, la intervención de un grupo de periodistas evitó que esto ocurriera.
Una nueva perspectiva
Si bien Athlete A sigue la estructura clásica del documental, gana mucho al ofrecer una narración muy fluida y contenida en 104 minutos (uno de los puntos en contra en Jeffrey Epstein. Filthy Rich, también original de Netflix).
Tal vez los Juegos Olímpicos no ocurrieron en nuestra realidad, pero eventualmente lo harán. Y cuando eso suceda, será difícil no ver a todos los deportistas que ahí compiten desde una perspectiva diferente, una en la que sea inevitable preguntarnos qué tan difícil habrá sido para ellos alcanzar su momento de gloria.