Bridget Jones: en búsqueda del colágeno perdido

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Me parece que para este punto ya no tiene mucho sentido debatir la “necesidad” de tener una cuarta película de Bridget Jones. Come on, it´s fucking Bridget Jones!!!. Evidentemente estas películas siguen a un público muy específico y la verdad es que no decepciona en ese sentido. Es curioso también anotar desde el inicio que para Estados Unidos la película es original de la plataforma de streaming Peacock y a nivel internacional si va a llegar a cines.

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En Bridget Jones: loca por él, seguimos una vez más la vida de la soltera más divertida del cine, quien ahora tiene dos hijos de nueve y cuatro años, y tras haber enviudado hace unos años (!!!) se encuentra estancada en cuanto al rumbo emocional de su vida. Bridget se da cuenta que los años pasan y que las formas en las que las personas encuentran pareja son muy diferentes a lo que ella estaba acostumbrada. Empujada por sus compañeros de trabajo y fieles amigos, decide bajar Tinder para ahí probar suerte.

Aquí es donde la película no tiene empacho en abordar temas delicados: Jones se ligará a un jovencito claramente mucho más joven que ella y eso no será motivo de aprobio al contrario, todos sus amigos se quedan impactados cuando por alguna ridícula razón conocen al nuevo ligue de jones (Leo Woodall, lo recuerdan por la segunda temporada de The White Lotus) literalmente mojado y sin camisa, mostrando para orgullo de Bridget, su perfecto abdomen. Vamos, todas tenemos derecho a darnos un poco de colágeno.

El primer acierto de la película es que es innegable el encanto que Renée Zellweger tiene en la pantalla. Bridget es un personaje ya tan conocido y amado en el consciente colectivo y en esta cuarta entrega no se pierde ese toque que la actriz le ha dado. Sigue siendo graciosa, media tonta y muy inocente, metiéndose en problemas cada que puede, tal como lo ha hecho desde la primera entrega.

También es interesante que la película es fiel a sus fans al traernos a todos los personajes importantes en las tres películas anteriores. Tenemos apariciones de Hugh Grant (Daniel Cleaver), Colin Firth (Mark Darcy), Emma Thompson (la ginecóloga Rawlings), los amigos de Bridget desde la primera entrega, entre otros. En fin, existe ese fan service que es lindo para todos los que han visto todas las películas. Además, hay por ahí varios guiños como Bridget volviendo a usar la icónica falda negra o uno de los hijos de Bridget utilizando el famoso suéter de reno que usaba Darcy en la primera película.

Y aunque en la superficie se pudiera pensar que la historia es un tanto boba y muy de nuestros tiempos (y que hasta cierto punto lo es) me llamó mucho la atención como también se tocan otros temas importantes como lo que es vivir y lidiar con la pérdida de un ser querido. Nos hace ver que la perdida es una especie de montaña rusa donde hay días buenos y malos.

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Algo también interesante es que la película tampoco ignora lo innegable: todos los personajes que forman parte de la vida de Bridget están envejeciendo. Y es interesante ver como todos enfrentan el inevitable paso del tiempo. Aunque unas cosas nunca cambian, como el sex appeal de Hugh Grant, que ha envejecido como el vino y que por supuesto no ha dejado de ser un todas mías.

Bridget Jones: loca por él es un filme para los fans que han disfrutado las ultimas cuatro entregas y han seguido la vida de esta mujer que siempre está dando algo de que hablar. La película nos da un poco de todo: taco de ojo, momentos para reflexionar y uno que otro momento aténticamente divertido, muy a lo Bridget Jones.

Y aunque en la vida de Bridget Jones siempre habrá espacio para más historias (no dudaría en absoluto que en 10 años veamos las aventuras de Jones siendo abuela), este episodio (ahora si) se siente como un cierre definitivo, un adiós a un personaje con el que algunas generaciones crecieron y se han identificaron en más de un sentido, lo cual impregna de nostalgia este episodio final (?) de la saga.

Esta cuarta entrega cumple con su cometido de entretener y aunque quizás su corte termina siendo unos 20 minutos demasiado extendido, ver una vez más a la rubia más desafortunada en el amor hace que todo valga la pena.