«Llevar a la gente a la verdadera libertad y cambiar el rostro de Arrakis». Este es el final del mítico prólogo de Dune de1984, adaptación del libro homónimo de Frank Herbert, la cual a través de los tiempos se ha convertido en una leyenda del cine. En primera instancia, Alejandro Jodorosky había planeado un filme épico de 10 horas que incluía a Salvador Dalí en el equipo artístico y a Pink Floyd en la banda sonora. Evidentemente, el proyecto nunca pudo realizarse, y terminó como una de las películas más importantes nunca realizadas.
Pasa el tiempo y llega el entonces jovencísimo David Lynch, convencido por la peculiaridad de la historia y con la promesa de que la entrega se presentaría en dos partes, es quien finalmente la dirige en 1984. Decir que la pasaron mal es poco, ya que la película tuvo por bastantes altibajos. Grabada en los Estudios Churubusco en México, con un presupuesto muy apretado, incluso compartió set con Conan el Bárbaro (1982), para así recortar inversiones.
Además, los efectos visuales -tan importantes para una película de ciencia ficción- fueron absolutamente pobres y, por si fuera poco, al final de cuentas se decidió que el filme sería una sola película, bajando de 300 minutos en 2 entregas, a 137. Enfurecido, Lynch se vio obligado a cortar muchas escenas y recurrir a narraciones, lo cual en su momento fue muy criticado. El director quedó tan decepcionado del corte final que decidió nunca volver a trabajar en proyectos de ese tipo.
El elegido
Tal y como lo dice el criticado prólogo de Lynch, Villeneuve es quien viene a cambiar el rostro de Arrakis. Dune está situada en un futuro lejano, donde a la familia imperial de Atreides debe ir a Arrakis a poner orden. En Arrakis existe algo llamado la «especie» que es básicamente la gasolina de todo el universo y que ayuda a la existencia de los viajes intergalácticos, y es el motor de la historia misma.
Es imposible no comparar el trabajo que ha logrado Villeneuve con el que en su momento realizó Lynch. Si bien la estrenada en 1984 objetivamente es una mala película, la historia es interesante y los problemas o «errores» son el encanto que el paso del tiempo le ha otorgado.
Dune es una adaptación complicada, es bastante argumentativa y llena de detalles y personajes, por lo que el primer acierto de esta nueva entrega es precisamente que es sólo la parte uno de la historia. Es imposible que universos como el que narra Dune sean encapsulados en una sola entrega, y Villeneuve toma ventaja de ello. Se toma el tiempo para crear atmósferas inmersivas, y re imaginar todo lo visual de la historia con ayuda de la tecnología actual. Los efectos y caracterizaciones que tenía la de 1984 que francamente caían en lo ridículo, en la nueva entrega son tratados con estilo y elegancia. Dune 2021 es una película elegante y cuidada hasta el último detalle.
Villeneuve ha demostrado ser un cineasta capaz de filmar un blockbuster con sello autoral, tal y como lo hizo en Arrival o Blade Runner 2049. Es un director que sabe crear universos, cosa que no es menor.
Lo bueno
Está de más decir que lo técnico es de primer nivel. La producción es impresionante. Filmada en Jordania y Abu Dabi tiene la mezcla perfecta entre realidad y efectos especiales. La fotografía a cargo de Greg Fraser es impresionante, profunda y digna de verse en IMAX. Y la música, que juega un papel protagonista de la mano del mismísimo Hans Zimmer, es la cereza en el pastel.
Hablemos del cast. Timothée Chalamet pudiera parecer un cash grab pero el realidad lo hace bastante bien. El director logró sacar lo mejor de él, mostrando un Paul Atreides mucho más profundo, contemplativo y con miedo del aparente futuro ya escrito por una profecía. También es muy interesante el trabajo de Rebeca Ferguson quien da vida a Lady Jessica, madre de Paul, quien logra tener una posición mucho más protagónica durante esta entrega.
El resto del cast está compuesto por un ensamble de actores de la talla de Oscar Isaac, Zendaya, Jason Momoa, Dave Bautista, Javier Bardem y Josh Brolin. Algunos aparecen más que otros pero todos tienen al menos sus cinco minutos para lucirse.
Lo no tan bueno
Anteriormente mencioné que lo mejor que le pudo haber pasado a Dune es que se hiciera en dos partes, pero eso mismo pudiera hacer que la película parezca incompleta. No es algo que personalmente haya afectado mi disfrute hacia el filme, pero si no conoces la historia, definitivamente sentirás que falta algo.
Si bien la atmósfera, los efectos y los actores están ahí, la película quizás no necesita una segunda parte, si no quizás una tercera y una cuarta, para poder asir toda a esencia del conflicto y no quedarse con la idea del arquetipo del Mesías, ya que Paul es mucho más que eso. Además, hay un tema con Zendaya que probablemente decepcione a muchos.
Al fin de cuentas, Denis Villeneuve hace un muy buen trabajo adaptando Dune. Si bien no es perfecta, hace justicia a la parte de la historia que esta entrega muestra. Solo queda esperar la segunda parte, cuyo futuro aún está en el aire. Su existencia depende, claramente, del éxito que esta primera parte tenga en salas, o ya de perdida en HBO MAX.