Llegó el final de WandaVision. Después de un año en el que la pandemia provocó que muchos de los grandes estrenos cinematográficos tuvieran que ser pospuestos, en algunos casos por tiempo indefinido, la llegada de un título como WandaVision representaba un respiro en medio de tiempos de tanta pérdida y tristeza. Poco nos imaginariamos que justo estos temas serían el eje sobre el que Marvel desarrollaría a uno de los personajes más poderosos de su universo, Scarlet Witch.
Porque sí, al final WandaVision es una peculiar exploración a un tema tan sensible como lo es la depresión y la forma en la que las personas pueden llegar a lidiar con ella.
A través de sus nueve episodios, Jac Schaeffer enfoca la atención en Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen demostrando una vis cómica muy interesante), un personaje que previamente había mantenido un rol secundario y que ahora no sólo sería profundizado sino también humanizado al grado de vernos reflejados en su dolor porque, aún sin los súper poderes, en algún momento de nuestras vidas hemos hecho – o al menos deseado – hacer lo mismo que Wanda para escapar de nuestra realidad.
Un medio de escape
Y en este sentido, resulta muy peculiar el uso que Schaeffer hace de las sitcoms y a la televisión misma. Por un lado, como ese refugio al que acudimos y en el que encontramos un momento de consuelo en tiempos difíciles, justo como lo que experimentamos en la realidad y que vemos era habitual en la familia de Wanda.
Pero también estás sitcoms permiten que la propia Wanda entienda su situación y comience a sanar sus heridas.
Al inicio de la serie, los problemas que enfrentan los protagonistas no van más allá de un simpático malentendido que provoca risa y entretiene al público (tal y como ocurría con las clásicas sitcoms de la tv gringa).
Pero al cambiar de época (60’s, 70’s.80’s…), la ilusión es más difícil de mantener, por lo que ya es imposible seguir evadiendo el conflicto.
Final convencional
Si bien es cierto que el final de WandaVision puede ser un tanto convencional dentro del género de superhéroes y siguen con el problema de estos finales inconclusos, como preámbulo a la siguiente serie o película, el camino recorrido fue muy disfrutable.
Aun con lo antes descrito, es curioso que buena parte de la conversación sobre WandaVision ahora está enfocada en ese fenómeno que parece que nadie vio venir: el de las teorías.
Cuando las teorías se salen de control
Como mencionaba antes, el 2020 fue un año sin grandes estrenos, algo que resintieron especialmente los fanáticos de los superhéroes. Tal vez por ello es que las especulaciones sobre lo que se mostraría en el final de WandaVision escalaron a tal grado que muchos se sintieron decepcionados con el resultado.
Si bien la creación de teorías alrededor de los productos de entretenimiento no es algo nuevo, en esta ocasión se fueron prolongando a lo largo de varias semanas a diferencia de lo que suele ocurrir con las películas, cuyo mayor tiempo de conversación suele concentrarse en los días previos y, en ocasiones, algunos posteriores a su estreno.
Con WandaVision la especulación fue tal que muchos fans – en buena medida alentados por lo dicho en medios de comunicación, por youtubers y los propios actores – crearon una historia alternativa de dimensiones descomunales (cameos y multiverso incluidos) que nada tenía que ver con las pretensiones reales de la serie y una vez que dichas teorías no se cumplieron algunos llegaron a sentirse traicionados, dejando de lado las virtudes que si están presentes.
No obstante, más allá de señalar culpables (y querer quemarlos en la hoguera), tal vez sea un buen momento para que los fans aprendan a ser pacientes y dejen que sea la serie quien cuente la historia.
