El Pinguino: ¿acaso el futuro de los superhéroes está en la TV?

¿Hasta qué punto el cine basado en cómics ha llegado a su límite? No se puede negar que, en este largo trayecto, han surgido algunas obras icónicas en este género que marcaron la cultura popular. 

Sin necesidad de enumerarlas, el trabajo de directores como Raimi, Nolan, Burton, Gunn, Singer o Phillips demostró que los superhéroes podrían ser más que entretenimiento superficial: eran vehículos para una narrativa cinematográfica digna, un medio para explorar temas universales con profundidad.

En cuanto a taquilla, esta industria alcanzó su apogeo con Avengers: Endgame (Russo, 2021). Desde entonces, el cine de superhéroes ha seguido siendo rentable, pero ya no es una mina de oro infalible. Hoy se mueve entre éxitos deslumbrantes y fracasos estrepitosos, equilibrandose en una zona menos arriesgada pero también menos innovadora.

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El regreso a la televisión

La televisión, en cambio, siempre ha sido un espacio más flexible para desarrollar historias de superhéroes. El formato episódico dio lugar a joyas como el Batman  de Adam West o Hulk, de Lou Ferrigno. Con el auge del cine franquiciado, los personajes secundarios se reservaron para la televisión, donde surgieron universos enteros que lograron captar la lealtad de audiencias cautivas.

DC encontró en el Arrowverse una narrativa televisiva sólida y atractiva, mientras que Marvel, al intentar integrar sus series al MCU, se vio atrapado en un laberinto multiversal que hizo algunas historias ininteligibles y pesadas, con excepciones notables como Loki o Wandavision.

The Batman

La llegada de The Batman de Matt Reeves, con Robert Pattinson en el rol titular, representó un respiro antes de la era de James Gunn en DC. Con un tono sombrío y un enfoque detectivesco, este Batman más joven y complejo se enfrenta a un Acertijo perturbador, con la ayuda de Catwoman y la aparición de un Pingüino que, aunque breve, mostró un potencial fascinante. Fue una Ciudad Gótica sucia, empobrecida y plagada de injusticias, una representación brutalmente honesta de una sociedad al borde del abismo.

 

El Pingüino

En 2024, Max rompe la norma y trae a la pantalla chica a un personaje central de su universo cinematográfico: El Pingüino. Aunque Peacemaker de Gunn fue el primer experimento en esta línea, El Pingüino no solo ocupa el codiciado horario estelar de Max, reservado para producciones de alta calidad como Game of Thrones y Succession, sino que lo honra con una intensidad que hace justicia a la tradición de HBO.

Desde el primer episodio, El Pingüino nos sumerge en una Ciudad Gótica aún más nauseabunda tras la inundación provocada por el Acertijo en The Batman. Vemos a Oswald Cobblepot, «Oz», moverse entre los submundos del crimen organizado, ascendiendo con una astucia que recuerda a los personajes más sombríos de la ficción criminal. Su historia evoca el universo de Los Soprano, y en su relación con los demás personajes, sentimos los ecos de Tony Soprano, creando un mundo sórdido y absorbente donde no se extraña la presencia del murciélago.

Televisión de calidad

La serie probablemente se colocará en las principales premiaciones, con nominaciones para Colin Farrell y Cristin Milioti. Milioti nos da un personaje aterrador y memorable, capaz de transmitir todo con una mirada. Farrell, por su parte, crea un Pingüino que no invita a la simpatía; no es el antihéroe redimible, sino una figura despiadada y sin remordimientos, implacable hasta el final. En él, no hay redención ni justificación: es, simplemente, un monstruo.

Nada sobra y nada falta en El Pingüino. Con una narrativa poderosa y actuaciones impactantes, culmina con una escena final brutal en la que, después de afirmar “Ya no hay nada que pueda detenerme”, entonces la toma se abre y aparece en el cielo nocturno de Gótica la señal luminosa del murciélago.