El FICM regresó como en los viejos tiempos pre-pandémicos: miles de cinéfilos se dieron cita en el Cinépolis Centro para ver los estrenos internacionales y nacionales así como para estar cerca de sus ídolos.
En este caso fue Alejandro González Iñárritu quien convocó a la gran masa en una masterclass que resultó insuficiente ante la enorme cantidad de fans que se dieron cita para escuchar al director de Bardo.
A pesar de la ausencia en latitudes michoacanas de quien esto escribe, hacemos el reporte de lo que pudimos de este FICM 2022.
BARDO, falsa crónica de un puñado de verdades – Dir: Alejandro González Iñárritu
Transmutado en su propio personaje, Iñárritu nos lleva por una serie de viñetas oníricas, filmadas con extraordinaria belleza (fantástico Darius Khondji tras la cámara), pero también inconexas, donde el único hilo conductor es Iñárritu mismo y su visión sobre diferentes temas: la migración, el país, la pertenencia, el éxito, la familia.
El carácter petulante y narcisista del guión hace de este un filme fácil de odiar, pero hacerlo sería caer en la provocación de Alejandro, quien no pierde la oportunidad para hablar de frente a sus detractores, incluso adelantándose a ellos para recitar lo que sabe opinarán sobre esta cinta: pretenciosa, aburrida, mamona.
Ya sin necesidad de demostrarle nada a nadie, el mexicano entrega con Bardo su filme más honesto. Un ejercicio delirante, surrealista (influencia y homenaje a Fellini), con un despliegue técnico sólo comparable con sus piezas de publicidad. Una sobredosis de ideas en su mayoría chocantes (“El peor de mis fracasos es el éxito”), que lo mismo derraman ego que belleza.
Una ruleta rusa donde el público sufre ante el enigma de lo que vendrá: un plano secuencia extraordinario, una burda crítica a Televisa, un conmovedor momento con su padre, un terrible sketch sobre los Niños Héroes, una exquisita secuencia de baile, una toma delirante en el Zócalo, el robo a algún videoclip de Radiohead, o (ya en el colmo del onanismo) un cameo auditivo de WFM.
Bardo no es la peor cinta de González Iñárritu ni tampoco la mejor. Es un filme atrevido, interesante, nunca aburrido. Prefiero a este Iñárritu, contradictorio y narcisista, a aquel que sueña pesadillas en cintas (ahí sí) desastrosas y deprimentes como Biutiful.
HUESERA – Dir: Michelle Garza Cervera
Con un puñado de cortometrajes bajo la manga, Michell Garza Cervera entra por la puerta grande presentando su primer largometraje, Huesera, uno de los más aclamados en el festival y que supongo tiene ya ganado el premio del público en el FICM.
Claramente influenciada por el cine de Roman Polanski, Huesera es la historia de Valeria (Natalia Solián), una mujer que luego de mucho buscarlo finalmente queda embarazada. Junto con su esposo, preparan la llegada del bebé transformando su viejo taller de carpintería y manualidades en la nueva habitación de su hija.
Pero ese no es el único cambio que Valeria resiente, últimamente ha tenido visiones de una persona que se suicida y otra que entra a fuerza a su casa. Nadie le cree excepto su tía (Mercedes Hernández) quien la llevará con una curandera para que le hagan una limpia.
La primera mitad de esta cinta se acerca muchísimo a la perfección, la directora logra generar una atmósfera auténticamente ominosa, de terror que se eleva como metáfora transgresora que dinamita el mito de la maternidad como el estado ideal y máximo de la mujer.
Sin duda, Michelle Garza Cervera es una cineasta a la cual no hay que perderle la pista.
El Norte sobre el Vacío – Dir: Alejandra Márquez Abella
En su exitosa y multipremiada Las Niñas Bien (2018), la directora Alejandra Márquez nos contaba cómo una señora de San Angel perdía todos sus privilegios cuando su marido entraba en una crisis financiera derivada del mal rumbo económico en el sexenio de López Portillo.
Se trataba de una crónica (basada en la novela homónima de Guadalupe Loaeza) sobre la pérdida de todo aquello que definía al personaje, en este caso su supuesto estatus social. Lo mismo sucede en El Norte sobre el Vacío, el nuevo largometraje de Máquez Abella que (luego de estrenar en el FICM, ahora está ya disponible en Prime Vimeo) narra la historia de un acaudalado ranchero, adepto a la cacería, con dos hijas y un hijo ya grandes, que poco a poco verá amenazada no solo a su familia sino a su patrimonio y su propio legado familiar.
Alejandra Márquez encuentra en esta historia (basada en un suceso real) otro pretexto para hablar de pérdidas, y lo hace fabricando lentamente una atmósfera amenazante que pasa del thriller al western sin que la película caiga. Un ejercicio de estilo que bien merecía tener una temporada en salas.
Ahora que estamos juntas – Dir: Patricia Balderas
Esta ópera prima documental de la directora Patricia Balderas es un viaje íntimo dentro del movimiento feminista que cada vez hace más ruido y que tantos corajes le ha provocado al gobierno y a cierta parte de la sociedad.
Patricia parte de su propia experiencia cuando casi de manera fortuita conoció a este grupo de mujeres activistas. Junto con ella escuchamos sus historias, vamos de la mano a las marchas, a las juntas y así entendemos, poco a poco, por qué estas mujeres tienen todo el derecho de estar enojadas, de gritar y pintar todo.
La directora no romantiza la protesta, incluso a veces se cuestiona sobre la radicalidad de algunas de sus acciones, pero es imposible no empatizar con estas mujeres, con su lucha e incluso con sus miedos provocados por el ambiente hostil que este país tiene todos los días con sus mujeres.
Aftersun – Dir: Charlotte Wells
Tan tierna como devastadora, el debut de la realizadora escocesa Charlotte Wells es una cinta de la cual es complicado salir inmune. La cinta es una colección de recuerdos que Sophie (Frank Corio) tiene de su papá, Calum (Paul Mescal en vía para ser nominado al Oscar) en un viaje que hicieron juntos.
El tiempo en que sucede la acción es al inicio una incógnita. Y es que la película no pierde tiempo en diálogos de exposición ni mucho menos. Las imágenes granulosas, el color, la ausencia de celulares, son el tipo de elementos que con sutileza te ablande que lo que vemos es un recuerdo.
¿Qué será de Sophie y Calum hoy día? Esta es una cinta que se construye en un registro psicológico y temporal inusual, en el fondo es un ensayo sobre cómo los humanos manejamos la memoria y el duelo.