Los reality shows llegaron hace dos décadas para quedarse. La ductilidad del formato le ha permitido a la reality tv transformarse a través del tiempo y llegar a una audiencia amplia y con intereses diversos. En buena medida la responsabilidad de la popularidad de este tipo de televisión se le puede atribuir a una persona: Mark Burnett, el Rey Midas de los reality shows.
Televisión y realidad
La idea alrededor de los reality shows no nos es ajena. Desde hace dos décadas hemos convivido con una forma de hacer televisión cuya característica principal es la ausencia de guion y actores. La promesa de este tipo de televisión es sencilla: entretener al auditorio presentando a personas reales experimentando situaciones reales.
Dada la flexibilidad de la reality tv, durante estos años hemos visto pasar una amplia gama de temas por la pantalla. ¿Competencias entre aspirantes a modelos? ¿La rutina de dueños de una casa de empeño? ¿Cocineros amateur cocinando para chefs profesionales? Prácticamente cualquier tema encuentra un espacio en este formato.
Aunque algunos dicen que el formato nació en 1992 cuando MTV lanzó The Real World, se señala a An American Familiy (1973), como el antecedente más remoto del reality show. Sin embargo, fue hasta el año 2000, con la llegada de Survivor de la mano de Mark Burnett, que el concepto explotó convirtiéndose en la bestia de mil cabezas que hoy conocemos.
Survivor: el reality que cambió la TV
Mark Burnett llegó a California, procedente de su natal Inglaterra, siendo muy jóven. Su primer trabajo ahí fue el de niñero con una familia de Malibú y, aunque siempre fue considerado ambicioso, seguramente nunca pensó que su nombre estaría atado a la revolución de la televisión, ni que sus producciones acumularían toneladas de nominaciones a los Premios Emmy.
Todo comenzó con Survivor, el reality de competencia física en el que un grupo de personas, divididas en tribus, deben superar diversas pruebas y eliminar participantes para obtener un cuantioso premio en efectivo. Aunque la idea no fue original de Burnett puesto que la tomó de Expedition Robinson -un programa sueco-, fue él quien dotó a Survivor de las características que lo volvieron un fenómeno televisivo global.
Pruebas emocionantes, personalidades atractivas, una estética inmersiva, las sesiones de eliminación y el cuidadoso -y en ocasiones tramposo- trabajo de edición generaron audiencias insospechadas. Aproximadamente 1 de cada 3 estadounidenses vio el final de la primera temporada de Survivor. Todos quisieron una rebanada de ese pastel y como consecuencia los reality shows se multiplicaron.
The Apprentice: el poder de confeccionar personajes
Burnett no se conformó con ser el padre de los reality shows. Quería convertirse en el Rey Midas de los mismos. Su siguiente gran idea fue la de trasladar la competencia de los paisajes tropicales a la jungla de asfalto. Nació entonces The Apprentice, el reality en el que un grupo de hombres y mujeres de negocios competían para hacerse de un lugar en el organigrama de una de las empresas de Donald Trump.
The Apprentice pronto se hizo de un público. Esto sucedió no sólo por la empatía que los espectadores sentían con los participantes al verlos en una entrevista de trabajo extrema, sino porque Burnett convirtió a los participantes en personajes. Basta con recordar el caso de Omarosa, de la primera temporada, quien fue considerada como la primera “villana” de los reality shows dada su personalidad, la atención que le daba la cámara y el trabajo de edición.
En ese sentido, se acusa al programa de haber convertido a Donald Trump, entonces un empresario venido a menos, en una estrella de la televisión. En retrospectiva hay quien considera que sin el empuje de The Apprentice y sin la confección del personaje por parte de Burnett para los objetivos de su show, Trump no habría llegado a ser presidente de Estados Unidos.
The Contender y Rock Star: un reality para cada gusto
Entre las palabras para describir a Mark Burnett, la de “vendedor” es una que no puede quedar al margen. Pronto el afamado productor se dio cuenta de que los reality shows tenían el potencial de llegar a prácticamente todo el público. Solamente había que diversificar el producto para alcanzar a diferentes audiencias.
A mediados de la década de 2000 Burnett creó dos grandes conceptos: The Contender y Rock Star: Supernova. The Contender fue un reality cuyo objetivo era buscar a la próxima estrella del boxeo estadounidense. A través de un esquema de enfrentamientos semanales vimos a un grupo boxeadores darlo todo por un lugar en la pelea final en el emblemático Caesar´s Palace. Para ello contaron con la guía de Sugar Ray Leonard y Sylvester Stallone.
Por otra parte, Rock Star: Supernova tuvo como objetivo llegar a una audiencia a la que American Idol, el reality show musical por antonomasia, no había abrazado: los adeptos al rock. Participantes de distintos países tomaron el micrófono dos veces a la semana para ser la voz de Supernova, la banda conformada por Tommy Lee (Mötley Crüe), Gilby Clarke (Guns N´Roses) y Jason Newsted (Metallica).
Shark Tank y The Voice: la segunda ola internacional de Burnett
Aunque el nombre de Mark Burnett siguió apareciendo en decenas de créditos de reality shows como Are you smarter than a 5th grader?, Toughest Cowboy o Bully Beatdown, fue hasta llegada la década de 2010 que el productor logró conectar dos éxitos internacionales de nuevo: Shark Tank y The Voice.
Con Shark Tank Burnett ejecutó dos movimientos familiares en su carrera: americanizar un programa hecho en otra latitud -Japón en este caso- y adentrar al espectador el mundo de los negocios. El programa en el que emprendedores presentan sus proyectos a un grupo de potenciales inversores ganó popularidad global en su versión estadounidense, aunado a que el formato se adaptó para varios países.
Por otra parte, mientras los reality shows de talento como American Idol parecían haber saturado a sus audiencias, Mark Burnett y John de Mol -creador de Big Brother– volvieron a saborear el éxito con The Voice. Ambos productores supieron inyectar una nueva fórmula a un formato moribundo convirtiéndolo en un suceso televisivo alrededor del orbe.
Una carrera exitosa
La carrera de Mark Burnett lo ha convertido en una de las personas más importantes en la televisión. Sus programas se han convertido en referentes americanos del entretenimiento, fenómenos televisivos globales y, por su puesto, en negocios redituables. Por ello Burnett ocupa actualmente el cargo de Presidente de la División de Televisión de la MGM.
Tanto el personaje como sus productos televisivos demandan una revisión más profunda y con una mirada, si se quiere, más crítica. Sin embargo, el propósito de este texto gira en torno al rol de Mark Burnett en la creación de contenido televisivo, área en la que difícilmente alguien puede disputarle el título de Rey Midas de los reality shows.