Para entender el por qué y el cómo de una cinta como Enola Holmes, sólo hay que revisar la filmografía de su director, Harry Bradbeer. En ella destacan dos series que se caracterizan por la narrativa audaz con la que presentaba sus historias de empoderamiento femenino: Fleabag (2016-2019) y Killing Eve (2018).
Con ese historial, se entiende perfectamente el interés de Bradbeer por una historia como Enola Holmes (2020), y tampoco resulta sorpresivo que para narrar esta historia haga uso (y abuso) de sus tics más característicos: romper la cuarta pared (como en Fleabag),el ritmo trepidante de toda la cinta (como en Killing Eve), el trazo fino del personaje femenino principal (como en ambas), y la crítica a una masculinidad más preocupada por cómo visten las mujeres a si tienen o no derechos civiles.
Enola rises
La trama es como sigue: resulta que Sherlock Holmes (Henry Cavil, un tronco, como siempre) no sólo tiene un hermano (Mylock) sino que además tiene una hermana menor, llamada Enola. Una vez que Sherlock y Mylock se fueron de casa para hacer sus vidas, la pequeña Enola queda a cargo de su madre, Eudoria (Helena Bonham Carter) quien la educa en casa enseñándole no sólo de literatura y artes sino también a usar armas y defensa personal.
Se trata de una educación liberal donde Eudoria le enseña a su hija que no por ser mujer es menos que cualquier hombre, incluyendo a su hermano, el famoso Sherlock Holmes.
Un día Eudoria desaparece de casa, por lo que ella llama a sus hermanos para que investiguen. Ellos se muestran despreocupados, consideran que su madre no fue secuestrada sino que huyó por motu propio. Peor aún, les preocupa más que Enola se vista “mal”, y que no haya sido educada para ser toda una dama de sociedad.
Ante la estupidez de sus hermanos, Enola decide emprender ella misma la investigación sobre el paradero de su madre, juntando pistas, resolviendo acertijos, y embarcándose en una aventura como nunca había vivido.
No es swap gender
Enola Holmes es una cinta de aventuras juvenil, pero no se trata del clásico “swap gender”. Enola no es una versión femenina de Sherlock, de hecho su capacidad de deducción no es tan espectacular como la de su hermano. Más bien se trata de una mujer con mucha confianza en sí misma, capaz incluso de darse tiempo para ser ella la que rescate a su damito en peligro: un Lord (Louis Patridge) que conoce a medio camino mientras este trata de huir de su familia.
Estamos pues ante una película de aventuras juveniles (trazas reconocibles al cine de Spielberg y Richard Donner), bien filmada aunque hiperkinética y con un bienvenido mensaje feminista que no resulta machacante ni regañón: es simplemente una historia de mujeres rebeldes e independientes en un mundo de hombres que no las entiende (ni quiere hacerlo). Y no tengo que explicar la ironía del caso.
Todo el numerito no caminaría a no ser por el entusiasmo, la simpatía y el ímpetu de una sorprendente Millie Bobby Brown, quien carga bajo sus hombros, con toda gracia, el peso completo de esta cinta sin dejarse intimidar por las estrellas que la rodean y ganándose al público a pulso.
Es en esta cinta -y no en la sobrevaloradisima Stranger Things– en la que Bobbie Brown demuestra que realmente tiene talento, carisma y rango, no solo para llevar el protagónico en una cinta, sino también como para hacerla lo suficientemente interesante como para convertirla en una franquicia de varias entregas.