Hace unos años en una época en la que no tenía trabajo y me acababa de mudar de México, me topé con un tráiler en Twitter. Éste tráiler, el de la cuarta temporada de Bojack Horseman.
Si pudiera comparar a BoJack con otras series seria con Fleabag y con Mad Men. Dos series increíbles y vanguardistas a su modo que tienen como personaje central a una horrible persona a la que terminamos entendiendo al estar en sus zapatos cada episodio. Y BoJack Horseman tiene muchos argumentos para hablarles al tú por tú a ambas.
El pasado 31 de enero se estrenó la segunda parte de la última temporada de una de las mejores series de la década: BoJack Horseman. Una serie original de Netflix que, para sorpresa de muchos, mejoró con el pasar de las temporadas y que pese a ser una serie de mucho éxito con la crítica y con los fans, se decidió, y sin motivo aparente, no renovar la serie. Incluso pese a que según declaraciones de los creadores, había aún planes para seguir con varias temporadas.
Horsing Around
Para quien nunca se haya atrevido a verla les doy un resumen:
BoJack es una estrella de un sitcom muy famoso de los 90’s que no tiene ningún trabajo en puerta por lo que su agente contrata a una escritora fantasma -no literalmente- para que escriba su autobiografía, al mismo tiempo que lidia con su nihilismo, su egoísmo, su alcoholismo, sus mommy issues y las repercusiones de todo lo anterior en todas las personas que lo rodean.
La serie constantemente juega con tu percepción como espectador mostrándote las peores situaciones en la vida de un ser un humano mediante comedia y dibujos animados, haciéndolo todo más fácil de digerir. Como una fábula contemporánea aleccionando mediante sátiras y situaciones ridículas pero sin pretender ser woke. Es tal el peso emocional de la serie que me recuerda mucho a la novela gráfica de Maus, en la cual el autor narra las experiencias de su padre en el holocausto, dibujando a los judíos como ratones y a los nazis como gatos. Así de intenso es BoJack.
Densa pero divertida
Sé que una serie de este tipo puede sonar demasiado pesada y aburrida, pero hay un algo que la hace diferente: es una serie que toma a sus personajes muy en serio, que se preocupa por ellos y te se los delimita perfectamente sin dejar de aventarte chiste tras chiste sobre cultura popular, la autodestrucción, juegos de palabras con nombres de animales y situaciones absurdas; y te atrapa. Te atrapa por lo mucho que te hace encariñarte con los personajes, con sus historias y, sobretodo, sus desenlaces.
BoJack se volvió una serie de nicho. No está o estuvo en la conversación porque no todos se aventuraron a verla, la gente tiene la idea de que es “otra animación para adultos” y no se convirtió un fenómeno animado como Rick & Morty o Los Simpson, pero es una serie que no puedo dejar de recomendar pues verdaderamente vale la pena ver, sin importar la época y sin importar que edad tengas.
This is the end
Es triste que la serie haya terminado pero es grato saber que los creadores tuvieron la oportunidad de cerrar sus historias y atar los cabos con todos sus personajes de la manera que ellos querían. En ésta, la serie voltea a ver y a juzgar a su horrible personaje principal por quien es y lo hace responsable de todas sus acciones.
Habla de una manera muy particular de la cancelación de personalidades que estamos viviendo pues al darse cuenta desde donde están contando la historia, deja la puerta abierta para que sea el mismo espectador quien decida de qué lado está y con qué historia quiere quedarse. Una postura genial por una serie genial en cada sentido: su narrativa, los temas, la animación y lo fresca que es. Es de esas cosas que no se ven todos los días en la televisión.
Y no voy a mentir, fue un adiós agridulce, no el que quería pero el que necesitaba, y no puedo sino querer a BoJack Horseman, la serie y, a veces, al personaje. Y eso, me hace muy feliz pero también triste.