¿Qué significa ser famoso en estos días? Esto es algo que me pregunto mientras veo que por enésima vez el nombre de cierta “celebridad” de la vida fitness se posiciona entre las tendencias de Twitter.
Da igual si ella o cualquiera de los otros miles de “influencers” existentes hicieron algo bueno o malo (generalmente se trata de algo malo), su nombre está presente en la conversación de miles de personas. Y aunque haya quienes decidan “cancelarlos”, la realidad es que pocas veces sus actos tienen una consecuencia negativa para ellos. Por el contrario, siempre hay marcas dispuestas a trabajar con ellos para publicitar sus productos.
Pero, ¿por qué?
Los seguidores son todo
Para Nick Bolton periodista de tecnología y director del documental Fake Famous, disponible desde hace algunos meses en la plataforma de HBOMax, todo se reduce al número de seguidores.
De acuerdo con Fake Famous, una gran parte de esos seguidores no son más bots o cuentas falsas, haciendo de los influencers una completa farsa y para demostrar sus dichos, el director arma un experimento social en el que buscará que tres jóvenes pasen de usuarios anónimos a estrellas de Instagram.
Si bien la intención del documental es más que aplaudible, el resultado no es para nada lo esperado.
Omisiones y trampas
Parte del problema en Fake Famous es que Bolton y su equipo se apoyan en una serie de omisiones y trampas para llegar al resultado que quieren, que no es otro que demostrar la mentira de los influencers.
Por ejemplo, al inicio de la película nos dicen que de acuerdo a un estudio, los niños de Estados Unidos ya no sueñan con ser bomberos o astronautas sino youtubers. Y aunque este es un dato creíble, jamás se nos da la fuente de dicha información. Bastó una búsqueda en Google para descubrir que lo citado por Nick Bolton no es un estudio sino una encuesta realizada por LEGO y publicada en 2019 por el portal Business Insider (y hasta donde yo recuerdo, una encuesta y un estudio no son lo mismo).
Por otro lado, al momento de elegir a los tres chicos que supuestamente harán famosos nos dicen que lanzaron una convocatoria invitando a la gente que deseara ser famosa pero, ¿les dijeron a los participantes exactamente en qué consistiría su trabajo?
Esto llama particularmente la atención pues por la manera en la que se desarrolla el documental pareciera que los elegidos – dos hombres y una mujer – no entienden muy bien lo que están haciendo. Tanto es así que dos de ellos se bajan del experimento y hasta cuestionan las artimañas que Bolton emplea para hacer crecer sus cuentas de Instagram.
A medio documental sólo ella permanece y comienza a recibir regalos de distintas marcas, desde artículos de belleza hasta joyería. ¿Obtener cosas gratis es suficiente prueba de que se es un influencer?
¿Investigación o resentimiento?
Si bien es cierto que se deja entrever la falsedad de la “fama” de muchas figuras en redes sociales, al no compartir información relevante (¿Cuánto dinero se están gastando en la compra de bots? ¿Cuánto tiempo durará el mentado experimento?), o al explorar por encima temas como las implicaciones a la salud mental, Fake Famous luce más como el resultado de una improvisación y hasta del resentimiento del propio director hacia estas celebridades del internet y no una investigación bien fundamentada.
En este punto pareciera que estoy defendiendo a los influencers al cuestionar la película que busca desacreditarlos, pero no es así.
Nick Bolton se presenta como un periodista de larga trayectoria pero nada de lo que hace en su documental demuestra su experiencia como investigador y ahí está el conflicto.
Estrategia equivocada
Se sabe que las redes sociales tienen influencia en temas muy relevantes, tales como la política de un país; basta recordar las estrategias de campaña empleadas en las elecciones de Obama y Trump en Estados Unidos. Si a esto ahora agregamos la intervención de figuras como las de los influencers, el resultado del documental pudo ser mucho más relevante.
Tan sólo en México acabamos de vivir dos ejemplos de esto, por un lado la elección de un gobernador gracias a las redes sociales (algo que se narra muy bien en este texto publicado por El País) y por el otro, el escándalo de los influencers que ayudaron a un partido político a hacer campaña a su favor a cambio de dinero (según Forbes, unos 12 millones de pesos en total).
Si Fake Famous de verdad quería desenmascarar a estos personajes y lograr que el público se cuestionara el riesgo que representa tener a un grupo de personas capaces de comprar seguidores con tal de ser “famosos” y que las marcas los volteen a ver, la estrategia de Bolton no resultó ser la más apropiada y lo que es peor, deja en duda su propia ética profesional.