A los 84 años de edad, el mítico director mexicano Felipe Cazals falleció. Desde la noche de ayer y la madrugada de hoy domingo corría la versión de su muerte pero sin una confirmación precisa. Fue su amigo, el crítico de cine Leonardo García Tsao, quien confirmó vía Twitter la noticia, aunque la familia del cineasta aún no se ha pronunciado al respecto.
Nacido el 28 de julio de 1937 en la ciudad de México, de padres franceses, Felipe Cazals Siena obtuvo en su juventud una beca para estudiar cine en Francia. A su regreso a México empezó su carrera trabajando junto con Arturo Ripstéin, con quien eventualmente formaría toda una generación de cineastas independientes mexicanos.
Su obra más destacada fue filmada en la década de los setenta, con tres títulos que a la fecha siguen marcando el imaginario colectivo y que fueron gran influencia para la nueva generación de cineastas (Cuarón, Del Toro, Iñárritu): Canoa (1976), El Apando (1976) y Las Poquianchis (1976).
La importancia de Canoa
Las tres estaban basadas en hechos reales. Destaca Canoa, basada en el linchamiento de unos jóvenes el 14 de septiembre de 1968 en el pueblo de San Juan Canoa. La cinta es considerada como una de las más importantes del cine mexicano moderno, no solo por su técnica depurada, sino por la valentía de mostrar a un México que no era usual ver en las pantallas de cine.
Brutal, la película muestra otra cara de aquel fatídico 1968 y tiene el atrevimiento (nada menor en la época) de convertir al personaje de un cura (el cura del pueblo), en el antagonista de la película. El personaje bien podría estar en la lista de los más grandes villanos en la historia del cine.
La importancia de Canoa es tal que ingresó recientemente en la Criterion Collection, incluyendo una entrevista con Alfonso Cuarón, un comentario de Guillermo del Toro y un ensayo de Fernanda Solórzano.
La imposibilidad del retiro
Obsesivo por el trabajo y lo que él llamaba “la mística de la filmación”, Cazals continuó con su prolífica carrera con trabajos como Bajo Metralla (1983) y Los Motivos de Luz (1985). Después en la década de los 2000’s realizó cintas que iban desde el biopic incluso hasta el western, con Su Alteza Serenísima (2001) y Chicogrande (2010), siendo esta su última gran cinta.
Cercano a la filmación de Chicogrande, Cazals sufrió un infarto, pero esto no impidió que a los dos meses el director regresara a las locaciones de esta cinta, que además se trataba de una producción bastante complicada en el desierto de Durango.
Varias veces Cazals declaró que se retiraría, pero invariablemente regresaba a los sets. “»Puedo filmar en mi cabeza dos y hasta tres películas diarias, pero es muy difícil vivir sin la mística de la filmación. Por eso mis ‘retiros definitivos’ están supeditados siempre por un retorno inevitable.»
Esta vez el retiro es definitivo. Con un puñado de premios en festivales como Berlín y San Sebastián, Cazals deja un legado importantísimo para el cine mexicano (y el cine mundial). Una obra que influyó fuertemente a los cineastas que le precedieron y una visión del país -brutal y sin condescendencia- que sigue siendo, desgraciadamente, la excepción del cine mexicano.
Que descanse en paz el enorme Felipe Cazals.