Han sido años difíciles para los musicales. Para todo mundo en general, obvio, pero también para los musicales. Desde aquel sueño febril de Cats (Hooper, 2019), pasando por el puñado de adaptaciones insípidas de los clásicos de Disney, hasta la más reciente The Prom (Murphy, 2020), que nos dejó rezando a los dioses del teatro que ya le prohibieran hacer más musicales a James Corden.
Han sido años difíciles, también, para quienes amamos el teatro. Broadway lleva cerrado más de un año, y estos musicales recientes nos dejaban frustrados, queriendo casi excusar nuestra pasión por este género, al ver que eran estas las grandes producciones que recibían apoyo, y musicales muy buenos quedaban solo en la mente de quienes pudieron verlos en Broadway o en alguna puesta semi profesional.
In the Heights, ¿otra pequeña alegría?
Es cierto que recibimos un pequeño consuelo al estrenarse Hamilton (Kail, 2020) en Disney+, pero eso fue en marzo del año pasado. Me parece que los que amamos el teatro, y el público en general, nos merecíamos otra pequeña alegría. Por suerte para nosotros, apenas esta semana se estrenó en HBO Max y algunos cines In The Heights, musical compuesto por Lin-Manuel Miranda (el mismo genio que nos trajo Hamilton) en 2007. La adaptación al cine la dirige Jon M. Chu, quien también tuvo a su cargo Crazy Rich Assians en 2018.
In The Heights (o En El Barrio) cuenta la historia de Usnavi, un inmigrante de República Dominicana viviendo en Nueva York. Él siempre ha tenido el sueñito de regresar a su isla, a revivir el negocio de su fallecido padre. Pero antes de que pueda hacerlo, vive amores, pérdidas, amistades, loterías e historias con un fantástico soundtrack de músca latina en su querido barrio de Washington Heights.
Musicales latinos
El musical original, con letra y música de Lin-Manuel Miranda y Quiara Alegría Hudes, estrenó en Broadway en 2008. Ese mismo año, fue nominado a 13 premios Tony, llevándose el de mejor musical. Siempre sonrío al imaginar la emoción de escuchar en un escenario estadounidense, en Broadway, la letra de Carnaval del Barrio: alza la bandera, la bandera mexicana. Esa bonita bandera, contiene mi alma entera. Y cuando yo me muera, entiérrame en mi tierra.
Creo que ahí está la magia de esta adaptación al cine. Antes, lo único que teníamos de musicales latinos era West Side Story (Wise, 1961). Que vaya, no está mal, pero es antiquísmo y largo como la Cuaresma. Pero ahora con In The Heights, tenemos un nuevo musical con ritmos que suenan extremadamente familiares, actores que en realidad son latinos (como la adorable Melissa Barrera, mexicana, quien tuvo su origen en La Academia), música en nuestro idioma, personajes que nos recuerdan a nuestras propias abuelas, nuestras familias, nuestras historias. Incluso le han agregado cosas que no estaban en el musical original, como la problemática de los DREAMers, o la discriminación racial.
Las diferencias con la obra de Broadway
Para quienes estábamos acostumbrados al soundtrack y la historia del musical, algunos cambios en esta adaptación pueden parecer un poco desconcertantes. Y es cierto que muchos de los “problemas” que se agregan son en realidad flojos, con soluciones inverosímiles. Pero también hay algo maravilloso en por fin ver en pantalla las canciones que has memorizado durante tantos años. Yo, al menos, llevaba escuchando el soundtrack por casi 3 años. Y al ver por fin esas canciones, esas caras y esos escenarios que solo tenía en la mente, me sentí increíblemente reconfortada.
Incluso hay cameos de actores de Broadway que a cualquier amante de la industria le arrancarán más de una sonrisa (y lo dejarán apuntando a la pantalla como aquel meme de Leonardo DiCaprio). Uno hasta podría imaginar que este musical siempre fue hecho para presentarse en cine, por lo bien que está adaptado y cómo funciona la historia en la pantalla grande.
Para fanáticos y no fanáticos
Ahora, este musical también le agradará a quienes no son fanáticos del género, y al público en general. Las canciones son pegajosas, emocionantes, familiares, al sonar como lo que se oye en nuestras casas, en los tocadiscos de la abuela, en nuestro barrio. La coreografía de Christopher Scott resulta hipnotizante.
La historia en sí es increíblemente conmovedora, con todo lo que uno quisiera ver en estos tiempos tan aciagos. Se mete en los huesos, nos toca el corazón. Incluso los actores, todos con entrenamiento profesional, son una bocanada de aire fresco.
No sólo caras famosas
Muchas veces las adaptaciones de musicales son protagonizadas por actores que nunca han pisado un escenario o cantado una canción de Broadway en sus vidas, pero alcanzan el papel solamente por su fama. Este no es el caso en In The Heights. Anthony Ramos (Usnavi), fabuloso actor y cantante, estuvo una larga temporada en Hamilton como John Laurence/Phillip Hamilton, y actualmente lo podemos ver en la serie de HBO In Treatment.
Bien lo dijo Lin-Manuel Miranda en su tiempo: este chico es una estrella. Melissa Barrera (Vanessa) sorprende con el magnetismo de sus gestos y su voz perfectamente entrenada, alcanzando unas notas espectaculares con gracia y corazón. Olga Merediz, quien también dio vida a Abuela Claudia en Broadway, es la personificación de la abuela que todos quisiéramos tener, con una voz desgarradoramente conmovedora y potente, a sus 65 años.
Quien más sorprende es Corey Hawkins (Benny), quien fácilmente nos ofrece un carisma que casi iguala al Benny original, Christopher Jackson (quien hace un cameo como Mr. Softee, el heladero). A pesar de tener una voz angelical, Leslie Grace (Nina) es la única que no convence y su actuación es más bien aburrida. Una lástima, pues Breathe es de las mejores canciones del musical, y Nina es de los personajes con los que más personas se llegan a identificar.
Adaptado a los tiempos
Un musical, como cualquier pieza de arte, es muchas veces el reflejo de los tiempos en los que fue escrito. Al estrenarse 13 años después que el musical en Broadway, era obvio que iban a adaptar la historia a los tiempos, y creo que los cambios funcionan. Incluso las letras de las canciones sufrieron alteraciones, como en la maravillosa 96,000 (el mejor número musical de la película, junto con Alabanza e In The Heights), que originalmente mencionaba a Donald Trump y ahora se cambió por Tiger Woods (que es un adúltero, pero bueno).
Es curioso cómo los musicales de Lin-Manuel Miranda llegan en el momento en el que más se necesitan. Cuando Hamiltón estrenó en Broadway en 2016, arrivó en un momento en el que ese país estaba harto, lastimado por un gobierno inepto. Un musical así le daba a la gente una sana dosis de nacionalismo, y a la vez proyectaba un importante mensaje: este es un país de inmigrantes.
Ahora, con In The Heights, llega con el mismo mensaje pero en una época totalmente diferente. Llega a dar esperanza: mucha gente tomó esta película como su regreso al cine. Llega a un país que ya no tiene un gobierno (¿tan?) inepto, que parece querer cambiar las cosas (aunque quién sabe, los recientes comentarios de Kamala Harris en Guatemala dejan mucho que desear). Y llega a un momento en el que Broadway anuncia que reabre sus puertas en septiembre.
Paciencia y Fe
In The Heights llega para darnos ánimo a nosotros los amantes del teatro, que solo podemos ver obras así cuando son adaptadas al cine. Llega para hacer pasar a la gente un buen rato, en un momento en el que poco a poco, vamos saliendo de una pandemia. Llega para hacernos pensar en nuestro propio sueñito, para rescatar de la ignominia a los musicales en cine.
Pero sobre todo, llega para recordarnos tener siempre (diría Abuela Claudia), paciencia y fe.