Imagínate a George Lucas y a Steven Spielberg en Hawái, escondiéndose de sus trabajos ya relativamente exitosos a finales de los 70; echados al sol en camastros o construyendo un castillo de arena, platicando de cómo todo tiempo pasado fue mejor y recordando con nostalgia las producciones de cine seriadas que vieron en su niñez (serials que tuvieron su auge entre 1935-1955), y por lo cual se propusieron entre ambos hacer una película que trajera de vuelta ese tipo de creaciones -.
La propuesta no dio frutos inmediatos, pero en 1981 se materializó con el estreno de “Raiders of the lost Ark”, dirigida por Spielberg y con historia y guion de Lucas, Philip Kaufman y Lawrence Kasdan respectivamente. La película fue exitosa aún al estar rodeada en salas por “Superman II” (Donner, 1980) y la entonces reciente entrega de James Bond, “For Your Eyes Only” (Glen, 1981), entre otras producciones de la época.
El regreso de los seriales
Parte del éxito de “Raiders…” corresponde a la reproducción de características de los mencionados serials, tramas por entregas escritas para mantener el suspenso en los espectadores y dejarlos con ganas de ver más en una sala de exhibiciones donde estas historias ni siquiera eran la función principal sino apenas “el telonero”.
Sus historias, siempre de acción y aventuras, eran protagonizadas por vaqueros, detectives, espías, exploradores, además de personajes provenientes de otros medios (novelas, cómics y radio) como Dick Tracy, Zorro, el Llanero Solitario, Tarzán, Fu Manchú, Capitán Marvel (¡Shazam!), entre muchos, muchos otros.
La llegada a México
En México, “Raiders…” es conocida como “Los cazadores del arca perdida” y se estrenó el 11 de diciembre de 1981 dentro de la XIV Muestra Internacional de Cine de la Cineteca. Estuvo nominada a 9 premios Oscar, de los cuales ganó cinco, además de un BAFTA, un Grammy por mejor música original y un Hugo.
Los Guinness World Records tienen registrado que el videojuego de “Raiders…” para Atari 2600 es el primero en utilizar una licencia oficial basada en una película, en 1982 poco antes que el videojuego de “E.T. el extraterrestre”; y ese fue sólo inicio de una franquicia cinematográfica que ha provocado en un sinfín de homenajes, inspiraciones y otro tanto de imitaciones y productos de mercadotecnia.
El profesor Indiana Jones
A 40 años de su estreno en EUA, qué nos se ha dicho ya de esta verdadera joya cuyo protagonista, Indiana Jones, es un profesor universitario que mantiene una doble vida, pues también es un arqueólogo-aventurero. Siempre en busca de reliquias las cuales, acorde con su código ético, deben estar en un museo para que puedan ser visitadas y estudiadas; código que, junto con su carácter descarado y envalentonado, lo lleva a enfrentarse con el ejército nazi y anexas (la trama se desarrolla en 1936), armado apenas con un revolver y un látigo.
Alrededor de la película hay muchas leyendas y versiones de anécdotas sobre el rodaje (empezando por la hiper burguesa anécdota de Hawái, que por cierto también sería locación de “Raiders…” al momento de su filmación), por ejemplo, la supuesta selección inicial de Tom Selleck para el papel de Indiana, la enfermedad que atacó a todos los participantes de la producción (salvo Spielberg) en su paso por Túnez, los incidentes con serpientes, entre otras.
La historia detrás del sombrero de Indiana Jones
Recientemente, la empresa Herbert Johnson Hatters (HJH) recontó el origen del sombrero más famoso del cine (tal vez sólo rivalizado por el bombín de Chaplin): en 1980 dos caballeros americanos entraron a la tienda ubicada en el número 13 de Old Burlington Street, Londres, quienes se presentaron como los señores Steven Spielberg y Harrison Ford.
El señor Spielberg comentó que se encontraba por iniciar una película de aventuras con el señor Ford como protagonista, y explicó cómo el personaje principal, Indiana Jones, debía usar un sombrero como característica esencial de su personalidad y de la trama.
De ese encuentro se seleccionó el sombrero modelo “poet”, fabricado por HJH desde 1890, de copa alta y ala ancha, fieltro café de conejo, el cual sería modificado bajo las costumbres de HJH para lograr un aspecto único: reducción del ancho del ala por los lados para hacerlo ovoide y facilitar la filmación desde diversos ángulos; la visera del ala sería quebrada para adicionar un estilo (usado) de explorador; finalmente, al reducir el ancho del listón, la copa tendría un aspecto más alto. Además del sombrero original elaborado para Harrison Ford, HJH elaboró 45 sombreros más de diferentes tallas para el rodaje, algunos para el mismo Ford y otros para los dobles de acción.
Las modificaciones de Ford
Hasta ahí la anécdota, seguida de la leyenda que cuenta que Harrison Ford decidió darle (aún más) toques distintivos al sombrero, borrando por su cuenta las formas en la copa (pellizco y pedradas) para luego volverlas a marcar, pero con una torcedura: usando el sombrero no conforme el ovoide sino un poco chueco, lo cual distorsiona el ala.
Al momento de ver la película ¿no has notado como que el sombrero se ve raro? Este detalle es un ejemplo de cómo Ford estuvo trabajando a su personaje, labor que se dice extendió a su relación con el director y los guionistas al grado de contribuir en la trama y las decisiones de filmación, convirtiendo a esta película, al igual que el sombrero, en algo único y perdurable.