Joker 2: ni locura ni cine

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Hace cinco años salió Joker de Todd Philips y la gente estaba genuinamente emocionada, o al menos intrigada. Joaquin Phoenix, un actor aclamado, sería el Joker, un personaje que históricamente ha sido estelarizado por actores entrañables (claro, a excepción de Jared Leto…) y con lo que parecía un acercamiento mucho más realista de la historia.

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Tuvo sus fans y sus haters, pero en un consenso general podríamos decir que se trataba de una buena película. Una entrega que nos decía que cualquiera, bajo las correctas circunstancias, podría convertirse en el Joker, un hombre con serios problemas psicológicos que fue abandonado por un sistema decadente.

Lo que se sabe es que en su momento la intención de la película era que sólo fuera una, sin ningún tipo de secuela. El éxito estaba ahí, recaudó mil millones de dólares a nivel mundial. Lo curioso es que no fue hasta 2022 que se confirmó que una secuela estaba trabajándose, y que la idea era que fuera un musical. Así como lo escuchan, una película del mundo DC con un musical como motor de la historia.

Y ojo, aunque el musical como género cinematográfico no sea mi mero mole, reconozco que existen entregas extraordinarias dentro del mismo. Lo que no me hace mucho sentido es el hecho de que tanto Todd Phillips como Joaquin Phoenix (porque se habla de que fue una decisión mutua) hayan decidido que esta entrega fuera musical para una película taaaan comercial como lo es el Joker.

Dicho esto, a mí personalmente me intrigó, ya que una vez que se anunció que Lady Gaga estaría en el cast como Harley Quinn, pensé ¿qué rayos irán a hacer? ¿musical de villanos? ¿el descenso hacia la locura? O quizás tendría otra perspectiva, quizás ahora veríamos la historia de Harley y podríamos entender cómo es que una mujer puede llegar a obsesionarse con un hombre como Arthur Fleck. Tristemente, Joker: foile a deux, no nos da nada de eso. De hecho, pareciera que no da nada…

 

Jugemos a cantar

Inicia Joker: foile a deux en una cárcel de Ciudad Gotham, donde encontramos a un Arthur Fleck debilitado y profusamente melancólico. Está a punto de iniciar su juicio por los asesinatos que cometió, pero su abogada cree que es necesario que Arthur acepte que existen dos personalidades dentro de él, y que fue precisamente el Joker el culpable de los delitos y no él. Hasta ahí pudiera sonar interesante, el problema es que luego Arthur se tropieza con Harley Quinn y todo lo que hacen durante las dos horas con veinte minutos que dura la película es… cantar.

Hay tantas cosas que la película no hace por concentrarse en los momentos musicales, que me hace pensar que lo último de lo que se preocuparon en la preproducción de esta película fue la creación del guión. Primeramente, la esencia tanto del Joker como de Harley es inexistente. Ambos actores están totalmente desaprovechados.

La mayoría de las situaciones son inverosímiles: la manera en la que se conocen, lo que sucede en el clímax de la película (que no vamos a spoilerear para aquel valiente que todavía quiera ir a verla), son salidas fáciles que toma el director para continuar con lo poco de historia que hay.

 

Una cinta incompleta

En lo que si se gasta el tiempo en pantalla son todas las canciones y momentos musicales (alrededor de doce) donde se habla de la melancolía de ambos personajes y lo enamorados que supuestamente están, pero llega a sentirse repetitivo. Los momentos musicales por sí mismos son buenos y están bien hechos, pero no aportan nada a la trama de la película, de hecho siento que intencionalmente te intentan distraer para que se te olvide que no hay trama.

Genuinamente siento que se les olvidó que Gaga además de cantante, también es actriz. Además, tampoco se siente como si las canciones llevaran la batuta de la historia, solamente son comerciales entre las vagas escenas que tiene el filme.

Al final de cuentas, pareciera que el éxito de la primera entrega de Joker venía de las mil y una “inspiraciones” que tuvo Todd Philips con el cine de Martin Scorsese y que cuando le tocó manejar el barco solo, pues desafortunadamente se hundió. Y no se si ya me estoy maltripeando yo o si era intencional, pero el juez en el caso de Arthur es un hombre de la tercera edad con unos lentes notoriamente grandes con el armazón negro, que lo primero que me vino a la mente fue Scorsese, un juez omnipresente que es más que evidente que va a meter a tooodos a la cárcel por hacer tan mala película.

Desafortunadamente Joker: foile a deux termina sintiéndose incompleta, repetitiva e innecesaria. No aporta y de hecho quita mucho de lo construido en la primera entrega, dejándonos con un mal sabor de boca. Y ya ni hablar del final. Hasta los villanos merecen buenas historias.