Hoy se estrena como colaboradora Monserrat López Lugo, psicóloga por la Ibero con maestría y doctorado, profesora de psicología y con un currículum académico que ni todos los del staff de Filmsteria juntos podrían igualar. Monserrat se estrena como colaboradora con este texto sobre Joker analizado la enfermedad mental del personaje. Es un honor tener a Monserrat en nuestras filas. ¡Bienvenida!
F!
¡Actuar!
Mientras presa del delirio.
No sé lo que ya digo,
Ni lo que hago.
Sin embargo, es necesario…
¡Esfuérzate!
¿Acaso eres tú un hombre?
(Ríe)
¡Tú eres un payaso!
Ópera “Plagiacci”, de R. Leoncavallo
¿Qué enfermedad mental tiene el Joker? Examinar a Arthur Fleck (Joker), demanda para mí como psicoanalista, aclarar que cualquier diagnóstico a un personaje ficticio, no puede ser tomado con la misma seriedad que el elaborado a un paciente real. Realizar una examinación adecuada requiere de diversas evaluaciones psicológicas. Eso sí, lo anterior no nos absuelve del placer de analizar a profundidad a una figura famosa.
Frecuentemente, a mis alumnos de psicología les pido que no sean precipitados al momento de diagnosticar. Sin embargo, fue sumamente revelador para mí, descubrir que cometí ese mismo pecado al presuponer que el personaje de Arthur tenía esquizofrenia.
Volver a ver la película un año después, no como espectadora, sino como profesional, me ha abierto los ojos y demostrado los prejuicios que todos podemos tener hacia cualquier enfermedad mental.
“Espero que mi muerte tenga más sentido que mi vida.”
MITO 1: ¿TODAS LAS PERSONAS QUE ALUCINAN SON PSICÓTICAS?
La primera enfermedad mental que suele asociarse al Joker es la esquizofrenia. En el caso de Arthur, de forma bastante predecible, caemos en cuenta de que el romance con su vecina es producto de una alucinación. Sin embargo, no todo aquél que alucina es necesariamente un esquizofrénico.
El DSM 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) señala que es requisito para este diagnóstico que la persona presente delirios, alucinaciones o lenguaje desordenado, pero además debe ir acompañado de otros síntomas, conocidos en psiquiatría como “síntomas negativos”.
No, alucinar no necesariamente significa tener algún tipo de psicosis. Cualquiera de nosotros puede llegar a tener una alucinación por tener una fiebre muy alta.
Existen múltiples enfermedades mentales que pueden ir acompañadas de alucinaciones, Arthur no sólo es posible que tenga esquizofrenia, podría tener desde una epilepsia hasta un trastorno bipolar e incluso un tumor cerebral; por lo tanto, el diagnóstico principal de nuestro protagonista no es certero. Joaquín Phoenix mismo, en una entrevista para Vanity Fair, admitió que tanto Todd Phillips (el director) como él, buscaron intencionalmente que Joker fuera alguien imposible de diagnosticar para los psiquiatras.
Esto es muy frecuente en Hollywood, debido a que los guionistas o el director no suelen esmerarse en revisar que todos los síntomas sean coherentes con un perfil psiquiátrico real. Los ejemplos pueden ir desde un violento Fight Club (1999), hasta lo más romántico con Una Mente Brillante (2001) que, a pesar de estar basado en una biografía, se toma varias libertades creativas. El dilema es que muchas veces esto termina fomentando la desinformación.