Seguimos en Los Cabos 11 y esto fue lo que pudimos ayer en el tercer día de festival.
I Love my Dad – James Morosini
Frankling (James Morosini) es un tímido adolescente de padres divorciados. El joven vive con su madre mientras que su papá, el desgobernado Chuck (el siempre simpático Patton Oswalt), intenta seguir al pendiente de su hijo sin mucho éxito. La película inicia con decenas de mensajes de voz donde su padre se disculpa por no llegar a tiempo a diversas reuniones y eventos familiares.
Harto de la displicencia de su padre, Franklin decide bloquear a su progenitor de todas sus redes sociales. Desesperado por la decisión de su hijo, Chuck decide (a sugerencia de un amigo) crear un perfil falso para así poder seguir pendiente de su vida en las redes. Chuck se hace pasar por Becca (Claudia Sulewski), una guapa mesera de un restaurante local.
Así, Chuck, tras la fachada de Becca, le da follow a Franklin quien al ver a la guapa chica decide seguirla. La cosa se complica cuando Franklin comienza a enamorarse de Becca, sin saber que en realidad está chateando con su padre, mismo que ya no sabe cómo parar el engaño sino todo lo contrario, a cada paso que da complica aún más la farsa.
Hasta aquí todo podría sonar completamente inverosímil (de hecho lo es), pero parte importante del juego de esta película es saber que está basada en hechos reales. El director, escritor y protagonista de esta cinta bloqueó en algún momento de furia a su padre y este en respuesta creó un perfil falso para seguir las actividades de su hijo en línea.
Morosini dirige con creatividad este, su segundo largometraje, donde los momentos más logrados son cuando Franklin fantasea con la hermosa Becca y lo vemos platicando, fajando o besándose con ella como si la tuviera frente a sí en vivo, cuando en realidad está chateando con su padre.
El juego al principio es divertido pero, llámenme viejo, se torna cada vez más repetitivo. Me parece que la broma se agota rápido, pero acepto también la posibilidad de que mi edad esté hablando. Y es que en la sala donde vi esta película estaba presente un grupo de alumnos de secundaria que gozaron, se emocionaron y le gritaron a la pantalla en no menos de una ocasión.
Así pues acepto que esta cinta probablemente no le diga demasiado a mi generación, pero al parecer para los jóvenes de secundaria y anexos, resulta en un muy divertido entretenimiento.
She Said – Dir: Maria Schrader
Esta cinta camina sobre los pies de All The President Men (Pakula, 1976). She Said (EU, 2022) es un drama procedural sobre el reportaje – escrito por Jodi Kantor (Zoe Kazan) y Megan Twohey (Carey Mulligan)- del New York Times, que sacó a la luz las historias de abuso perpetradas sistemáticamente durante muchos años por el otrora poderoso productor de Hollywood, Harvey Weinstein.
La película inicia con otro famoso reportaje, aquel que denunciaba el acoso de Donald Trump a varias mujeres. Es ahí donde la editora del Times, Rebecca Corbett (Patricia Clarkson) se pregunta por qué los casos de acoso sexual son tan difíciles de sacar a la luz y si habrá más en otros ámbitos más allá de la política.
Así inicia la investigación, con la dupla Kantor y Twohey al frente de la misma. La primera es madre de una pequeña niña y la segunda está apenas saliendo de la depresión post-parto, por ende se muestra ansiosa de trabajar justo para evadir la angustia de ser madre. Convenientemente ambas están casadas con un par de hombres perfectos, comprensivos y que cuidan a los chamacos mientras que ellas investigan, hacen llamadas, viajan para entrevistar a las múltiples víctimas que el poderoso productor fue dejando durante los años en que Miramax fue una máquina de hacer premios Oscars.
Maria Schrader dirige con elegancia esta cinta que se compone de varias conversaciones con víctimas y ex-socios y abogados de Weinstein. La fotografía de Natasha Braier nunca se muestra invasiva frente a los testimonios que van arrojando las mujeres que por una u otra razón cruzaron sus vidas con Weinstein, desde asistentes hasta actrices. Muchas de las supervivientes no aparecen en la pantalla, más bien observamos a Kantor y Twohey mientras escuchan a las mujeres narrar sus testimonios. Son momentos en su mayoría desgarradores, ya sea por lo que narran, ya sea por las actuaciones de quien lo narra.
En una de las secuencias mejor logradas, la cámara panea el pasillo de un hotel mientras escuchamos una grabación donde se escucha al verdadero Weinstein acosando, intimidando y casi obligando a una de sus asistentes a que le de un masaje. Es un momento absolutamente escalofriante.
Con cada nueva entrevista el modus operandi se revela: Weinstein solía recibirte con bata de baño, te pedía que le hicieras un masaje, que lo acompañaras a bañarse y todo lo exigía con amplia normalidad. “Es parte del trabajo”, como si eso fuera el estándar de Hollywood. El problema es que tal vez sí lo era.
Kazan y Mulligan interpretan con convincente sororidad a sus personajes. Pero lo que le añade el extra ganador a la cinta, es el puñado de cameos de actores de la talla como Samantha Morton, Zach Grenier, Peter Friedman, o incluso la sorpresiva participación de Ashley Judd interpretándose a ella misma.
Lo anterior minimiza el hecho de que el guión, escrito por Rebecca Lenkiewicz, no elude los clichés de rigor que impone el género: el reportero comprometido que aún en casa sigue trabajando sin escuchar lo que le dice su pareja, los diálogos entre las reporteras que más bien son exposición, o ese dramático momento final donde el encargado de la edición se detiene antes de presionar el botón de “publicar”.
La mezcla entre dramatización y hechos documentales podría causar tensión en una cinta donde el punto central es creerle a las víctimas y el miedo que estas tienen de salir a la luz, pero la directora resuelve el problema mostrándose siempre respetuosa por los testimonios de las mujeres violentadas por Weinstein, no importando si se trata de una grabación real o de una actriz interpretando a un personaje.
She Said resulta en un sólido drama que se transforma en grito contra el heteropatriarcado, situando al centro el trabajo del periodista como pieza fundamental en la búsqueda de justicia. No descartaría al menos una nominación al Oscar en la categoría de Mejor Película.
Bones and All – Dir: Luca Guadagnino
Si acaso alguien lo dudaba, luego de ver Bones and All (Italia, EU, 2022) resulta imposible no afirmar que Luca Guadagnino no es un autor hecho y derecho. En esta cinta, adaptación de la novela homónima escrita por Camille DeAngelis, conocemos a Maren (Taylor Russell) una adolescente que vive con su padre y que una noche escapa a una fiesta con sus amigas de la escuela.
En esa fiesta ocurre un episodio sangriento, Maren tiene cierta condición (no diré qué es para no arruinar la sorpresa, dejaré que eso lo haga el trailer de la cinta) que la convierte casi en un monstruo. Al regresar a su casa, aterrada por el acto sangriento que acaba de protagonizar, se encuentra con que su padre la ha abandonado, dejándole algo de dinero y una grabación en casette donde le explica que dicha condición es heredada de su madre.
Así, sola y sin familia, Maren se lanza en un roadtrip por diversos lugares de la norteamérica profunda en búsqueda de sus raíces y una razón que le haga entender su monstruosa naturaleza.
En el viaje se encuentra primero a Sully (estupendo Mark Rylance, denle ya su Oscar), un hombre maduro que le explica que él padece del mismo mal. De hecho son varios, y le enseña a usar su olfato para localizarlos. Son más de los que uno pensaría.
Después, Maren se topa con Chalamet. Lo que inicia como una sangrienta historia de terror y suspenso, al momento de que entra Chalamet a escena se torna en un tórrido romance sangriento. Es aquí donde Guadagnino nos muestra que no importando quienes sean sus personajes, ya sea una pareja de monstruos, ya sea una pareja de hombres que exploran su sexualidad (Call Me By Your Name), Guadagnino siempre le da oportunidad a sus personajes de vivir idílicos romances en paisajes increíbles. La vida hedonista no se le puede negar a nadie, así se trate de dos bestias sangrientas o dos hombres que comen duraznos y se comen entre ellos.
El placer, el gozo y el amor son los grandes temas de Guadagnino, y aquí no es la excepción. Aunque el drama siempre termine por truncar el gozo, nunca faltan esos momentos donde sus personajes se entregan al placer de la carne, de la comida y de la vida en la naturaleza. Lo que separa a Bones and All de Call Me By Your Name es el escenario diametralmente opuesto, pero al final es lo mismo: una historia de amor, perfectamente bien contada, sobre dos personajes que sabemos desde un inicio no podrán estar juntos.
Mañana el último reporte de los Cabos, con las películas ganadoras y la clausura del festival.