Luca (E. Casarosa, 2021), la más reciente película de Pixar, ya estrenó en Disney+ y trae consigo un coming-of-age en el que la libertad, el autoconocimiento y el respeto a la diversidad se asoman a la superficie. A pesar de lo relevante de los temas que trae a la mesa, este es uno de los casos en los que Pixar no logra alcanzar los niveles a los que ellos mismos han llegado con sus más memorables películas.
Pixar viaja a la costa italiana
Portorosso, un pueblo en la costa italiana, será testigo de una transformación en la manera de pensar que sus habitantes tienen sobre quienes son distintos a ellos. Luca (Jacob Tremblay), un monstruo marino con un aspecto que recuerda a la famosa Criatura de la Laguna Negra, tiene miedo de salir a la superficie y encontrarse con los humanos en la costa. Durante toda su vida escuchó a su madre hablar de los peligros que hay afuera, de manera que salir de las aguas no parece una opción.
Un día, mientras cuida de unos peces, Luca se encuentra con objetos que vienen de la superficie, cosas de humanos. Una carta de naipes, un reloj despertador y un gramófono despiertan su curiosidad por ese mundo que desconoce. Así, se topa de manera fortuita a Antonio (Jack Dylan Gracer), quien lo lleva a la superficie donde ambos toman forma humana al dejar de estar en contacto con el agua. Luca se maravilla, pero cree que no debe estar ahí, así se lo han dicho sus padres y seguro ellos nunca se equivocan.
Conforme transcurre el tiempo, Luca pasa más tiempo en la superficie y disfruta de conocer el mundo al lado de Antonio. La vida en tierra y los pretextos de la película llevarán a Luca y Antonio a vivir un verano inolvidable junto a otra nueva amiga, Giulia (Emma Berman), y juntos deberán vencer en un triatlón italiano a Ercole (Saverio Raimondo). Luca y Antonio quieren el premio para comprar una Vespa. Giulia solo quiere poner en su lugar al bravucón de Ercole. Pero la tarea no será fácil en un pueblo en el los monstruos marinos no son bienvenidos.
Lo siento mamá, lo siento papá, tengo que hacerlo
La libertad es un tema recurrente en Luca. La constante, y sobreexplotada, referencia a la Vespa es quizás su manifestación más clara. Luca y Antonio desean con todas sus fuerzas este vehículo para conocer un lugar nuevo cada día mientras sienten el viento sobre sus rostros. Nuestro protagonista pasó su vida escuchando a sus padres referirse a los peligros de la superficie, pero en uno de los momentos más vertiginosos de la cinta se escucha decir a Luca “lo siento mamá, lo siento papá, tengo que hacerlo”.
Al igual que en Buscando a Nemo, a Luca sus padres, particularmente su madre, le sobreprotegen. Hay en esta relación una lucha entre los deseos de Luca por extender sus horizontes y ganar algo de libertad y el temor de desobedecer a las reglas que desde niño lleva tatuadas en su mente. Sin embargo, como pasa en la vida, con el tiempo y en su momento, los hijos abren su camino y toman sus propias decisiones. Coquetean con la libertad.
El universo es literalmente tuyo
En sólo un verano Luca pasa por situaciones que lo obligan a crecer y abrir sus horizontes. Primero se da cuenta de que hay un mundo más allá del que le relataron sus padres cuando conoció a Antonio. Pero después se entera que el mundo es aún más rico de lo que el propio Antonio le contó. Conforme Luca explora su entorno, se conoce a sí mismo.
En Luca se observa la importancia del autoconocimiento, de saber qué es lo que nos gusta, qué es lo que no toleramos, así como la importancia de la formación de un criterio propio. Quizás de eso se trata crecer, al menos en la etapa de la vida en la que se sitúa un coming-of-age. Cuando Luca se da cuenta de lo que realmente son las estrellas, a las que antes creía peces, Giuulia le regala un libro que se titula “L´universo” y sentencia: el universo es literalmente tuyo.
Monstruos, humanos y diversidad
En el cine, un recurso recurrente para hablar de la diversidad, del otro, de quien es diferente, han sido los monstruos. El propio Pixar ya lo hizo de manera magistral con la relación entre Sully y Boo en Monsters Inc. y en fechas recientes una historia con este tema, La forma del agua de Guillermo del Toro se hizo del Oscar a Mejor Película. Luca retoma este recurso y enfrenta a los monstruos marinos contra la concepción que los humanos tienen de ellos.
El pueblo de Portorosso es conocido por su antipatía hacia los monstruos marinos. Por todos lados se encuentran referencias en las que los arpones atraviesan a estas criaturas. El que es diferente es un peligro y por eso hay que acabar con ellos. Esta metáfora alcanza, sin duda, a prácticamente cualquier minoría: migrantes, pueblos indígenas, grupos religiosos o la comunidad LGBT+ por igual. Luca en ese sentido, sirve como reconocimiento de la diversidad.
Muchas lecturas, poca magia
Todo apunta a que en los próximos días se hablará mucho sobre Luca en torno a si se trata, o no, de la primera película LGBT+ de Pixar y sobre si la relación de Luca y Antonio tiene más tinte de un romance entre dos adolescentes que de un lazo de amistad. El hecho de que esta historia celebra, en su sentido más amplio, la diversidad, puede conducir a este tipo de interpretaciones.
Al final del día, cuando una obra, incluidas las cinematográficas, se expone al público, ésta deja de ser exclusivamente de su creador y se reinterpreta por sus espectadores. Al cine se va con lentes propios, de manera que el público recibe las historias que ve en pantalla a través de sus propios códigos y experiencias. Por esta razón, y por la manera en que está construida, Luca permite varias lecturas alrededor del tema de la diversidad.
Desafortunadamente, Luca carece de la magia de las grandes películas de Pixar. Quizás cumple con el cometido de entretener a un público infantil, sin embargo, estamos acostumbrados a que las películas de este estudio funcionen también con un público adulto. Las trayectorias de los protagonistas son predecibles, el antagonista es irrelevante y los momentos memorables no llegaron a la pantalla. El personaje más divertido, el tío Ugo (Sacha Baron Cohen) quedó relegado a un par de escenas (una de ellas post-créditos).
Así, Luca tiene un lugar en las profundidades del océano de Pixar. Allá donde habitan criaturas como Un gran dinosaurio, Unidos y la trilogía completa de Cars.