Cuando se habla de cine de animación el primer nombre que suele aparecer en nuestra mente es el de PIXAR. Desde 1995, cuando estrenó su primer largometraje, esta compañía ha acaparado la atención del público gracias a sus historias y su técnica cada vez más depurada.
Y aunque la fama es más que merecida, la parte negativa es que el increíble trabajo de otras compañías no ha logrado el suficiente reconocimiento. Ahí es donde encontramos a LAIKA, estudio que nos trae su más reciente trabajo, Sr. Link (Missing Link).
Dirigida por Chris Buttler, nos presenta a Sir Lionel Frost, un explorador que intenta convertirse en uno de los más grandes aventureros de la historia. Para su mala suerte no cuenta con el apoyo de su comunidad, por lo que decide ir en búsqueda del mítico Pie Grande, un ser que resulta ser más listo que muchos humanos.
Pese a sus evidentes diferencias, ambos personajes construyen una relación cercana en la que cada uno se convertirá en el apoyo del otro mientras enfrentan el duro proceso de descubrir su lugar en el mundo.
La belleza del Stop Motion
Si bien es predecible y lejana a la oscuridad de obras como Coraline y la puerta secreta (2009), o la maravillosa Kubo y la búsqueda samurái (2016), la belleza en el Sr. Link se encuentra en el cuidado y detalle de su animación stop motion.
A través de las formas y colores de sus personajes, así como de los impresionantes escenarios en los que se desarrolla la narración, Chris Buttler crea una conmovedora historia sobre la importancia de ser uno mismo en un mundo que suele rechazar a todos aquellos que son diferentes.
La otra parte del corazón de esta película se encuentra en el humor, el cual incluso se da el lujo de transformar diálogos inocentes en chistes de doble sentido, por culpa de la literalidad con la que el Sr. Link del título entiende todo a su alrededor.
Al inicio mencionaba que LAIKA es uno de esos estudios de animación que todavía no consigue el reconocimiento masivo, y es una pena pues una película con la calidad de Sr. Link merece una sala con más de una decena de asistentes (como fue el caso de la función a la que asistí).
