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Rumbo al final de No Other Land (2024), el protagonista, co-director y el activista palestino Basel Adra, le comenta a su amigo y periodista israelí, Yuval Abraham, una frase tan devastadora como profética: “Siento que el fin del mundo está cerca”. Esta conversación sucede en 2023, muy poco antes del inicio de la devastadora guerra entre Israel y Palestina, misma que acaba de “terminar” gracias a un cese al fuego, aunque se siguen reportando muertos y lesionados , sobretodo del pueblo palestino.
No Other Land (Palestina, Noruega, 2024) -documental palestino nominado en la categoría de Mejor Documental en la próxima entrega de los Óscares- se ha estrenado finalmente en México en varios cines alternativos del país. A falta de mejores palabras: ver este documental es una experiencia desafiante y destructiva, a partes iguales.
Historia de un pueblo expulsado
El documental narra la vida de Basel y su familia, habitantes de la comunidad conocida como Masafer Yatta, en Cisjordania. Uno de los primeros recuerdos de la infancia de Basel fue ver a su padre detenido por la policía israelí. Su vida ha sido un luchar incesante por defender su lugar de nacimiento, establecido por sus antepasados desde 1880.
Ubicada inicialmente en 2019 y dando saltos al pasado para conocer los esfuerzos que el padre de Basel (también activista) ha tenido a lo largo de los años, la película nos va contando de manera cronológica como la policía y el ejército israelí realizan numerosas tácticas de represión contra los habitantes de la comunidad; desde destruir sus casas hasta dispararles a quemarropa mientras todo es grabado con la cámara de nuestro protagonista.
Realidad sin filtro
Las imágenes presentadas en este documental son crudas, dramáticas y complejas, carentes de florituras visuales, es la realidad mostrada de frente: un joven y su comunidad que no dejan de luchar para mantener su tierra fuera de las garras de los sionistas que buscan destruir su espíritu y su resiliencia.
Basel vive en un estado de alerta absoluta, apostando la vida diariamente para mantener lo que por derecho de nacimiento es suyo. Conocemos también a varios de sus amigos, que al igual que él sufren las consecuencias de haber nacido en un lugar “que no les pertenece”. Uno de ellos es Yuval, un periodista israelí que intenta exponer lo que sucede con estas familias desplazadas. Irónicamente, lo que ha logrado es que mucha gente cercana a él le denomine como “traidor”.
La manufactura técnica del documental es absolutamente básica. En ocasiones se ocupa una voz en off que explica el contexto, añadiendo algunos datos y anécdotas de otros personajes que -como Basel- no conocen otra vida más que la nulificación diaria de sus derechos humanos.
Sin embargo, es ahí donde radica la importancia del filme. Al no adornarse de florituras o música dramática, podemos observar la realidad como es, sin concesiones. Al terminar el visionado, será imposible no experimentar una sensación de zozobra y enojo.
Epílogo de terror
La película termina con un epílogo terrorífico, mostrando las consecuencias de lo ocurrido el 03 de Octubre de 2023, día en que el grupo palestino extremista Hamás realizó numerosos ataques terroristas hacia la población israelí. La respuesta fue un devastador genocidio en contra del pueblo palestino, con al menos 47, 283 víctimas, entre ellas 17,492 niños y más de 10,000 mujeres, sin contar los más de 111,472 lesionados y más de 11,160 desaparecidos.
Al final, Basel tenía razón. El fin del mundo estaba cerca. El pueblo palestino sufrirá una exterminación brutal, misma que será ignorada (y en el peor de los casos, apoyada) por las grandes potencias mundiales.
No Other Land es un documental fundamental para conocer más acerca del genocidio que Israel está provocando en Palestina y que ofrece un panorama desolador para la comunidad de Masafer Yatta, que lleva casi 60 años siendo sistemáticamente exterminado por los sionistas.