Cuando salí de ver Poor Things (Lanthimos, 2023), escuché a un vato con camisa de futbol (de un equipo europeo, claro, porque FIFA pero cosmopolita); decirle a sus amigos vatos, con voz de autoridad cinéfila que la película era una (cito): “Derivación de Frankenstein de Mary Shelley”.
De entrada, me quedó claro que el morro no había leído Frankenstein, porque en realidad el único vaso comunicante entre la trágica historia del monstro sin nombre de Frankenstein y la encantadora Bella Baxter, es desarrollarse durante la época de la revolución industrial y la idea del científico excéntrico que da vida a un cadáver.
Poor Steampunk Things
En un mundo cinematográfico donde la originalidad a menudo se pierde entre secuelas y remakes, Poor Things emerge como una excepción de innovación y audacia. Dirigida por Yorgos Lanthimos y protagonizada por la inigualable Emma Stone, esta película no sólo se atreve a ser diferente, sino que celebra la excentricidad con un abrazo tan fuerte que deja marca. Aquí, desgranamos por qué «Poor Things» se convierte en un imprescindible del cine moderno, en una crítica que busca ser tan divertida y original como la película misma.
La estética steampunk en Poor Things añade una capa de encanto retrofuturista, fundiendo la era victoriana con innovaciones tecnológicas imaginarias. Este estilo, que combina elementos históricos con una visión tecnológica avanzada, se manifiesta en la película a través de la ambientación, los vestuarios y los artilugios utilizados por los personajes. La inclusión del steampunk no solo enriquece visualmente el filme, sino que también refuerza temáticamente la exploración de la libertad y la rebeldía contra las convenciones sociales y científicas de la época.
El Triunfo de Emma Stone: Más Allá de la Resurrección
Emma Stone, en el papel de Bella Baxter, una mujer resucitada con el cerebro de un bebé, nos regala una actuación que trasciende cualquier expectativa previa. Stone, conocida por su versatilidad, aquí explora las profundidades de una libertad recién descubierta con tal maestría que cada gesto y palabra se convierten en un manifiesto de independencia. La película, lejos de conformarse con ser una mera narración de ciencia ficción, se convierte en un campo de juego para que Stone demuestre por qué es una de las actrices más destacadas de nuestra era.
Emma Stone se reinventa en una comedia oscura que desafía toda expectativa. Bajo la dirección de Yorgos Lanthimos, Stone trasciende la historia para sumergirnos en una odisea de autodescubrimiento y libertad. Esta interpretación es tan magnética que hace imposible despegar los ojos de la pantalla, proyectando una fuerza que va más allá del guion y que le granjeó su cuarta nominación al Oscar y, seguramente, la segunda estatuilla en las repisas de su casa.
Una Celebración de la Libertad y el Placer
Poor Things se erige como una oda a la libertad, el placer, y la autoexploración. Bella, liberada de las restricciones morales y sociales de la era victoriana, nos lleva de la mano en un viaje de descubrimiento personal tan hilarante como conmovedor. Yorgos Lanthimos, con su característica audacia visual y narrativa, crea un mundo donde lo absurdo se convierte en el nuevo normal, y donde la búsqueda del placer y la autonomía desafían las convenciones establecidas. Esta película no solo entretiene, sino que también invita a una reflexión profunda sobre lo que significa ser libre.
La película aborda con inteligencia y sensibilidad el tema del placer. Con múltiples escenas sexuales explicitas, filmadas de modo que los movimientos torpes y pueriles de los personajes en busca de placer, reflejan más descubrimiento permanente y traza, además, una ruta donde Bella comienza por preguntarse, al descubrir el placer sexual ¿Por qué no hace eso la gente todo el día?, a encontrar en su viaje más placer en retos filosóficos, conocer el mundo en el que vive y madurar a golpe de enfrentarse con realidades a pesar de lo dolorosas que puedan ser, siempre poniendo por encima su interés por descubrir.
Toca también el mundo de la prostitución a través del personaje de Bella Baxter. Su incursión en este mundo no se trata desde una perspectiva de victimización, sino como una elección propia que resalta su búsqueda de independencia y control sobre su vida y su cuerpo. Esta faceta de Bella refleja una narrativa poderosa sobre la autonomía y el empoderamiento femenino, presentando su experiencia de manera que desafía los estereotipos y las expectativas convencionales. Se cuestiona sobre la aparente facilidad de cobrar por algo que disfruta, pero también se cuestiona sobre si eso no debía hacerlo sólo con quien ella eligiera.
No se lograría la maestría de Stone, sin la interpretación de Mark Ruffalo como un personaje que, con su fragilidad masculina, se convierte en un espejo crítico de las normativas de género. Con mayor contundencia que el Ken de Barbie (Gerwig, 2023), su actuación destila una vulnerabilidad que cuestiona los pilares de la masculinidad tradicional, ofreciendo una visión irónica y a veces cómica de cómo los roles impuestos se desmoronan ante personajes femeninos fuertes y autodeterminados como Bella Baxter. La película utiliza esta dinámica para invitar a la reflexión sobre las expectativas sociales y la verdadera esencia de la fuerza y la vulnerabilidad.
La Belleza de lo Absurdo: Un Equilibrio Perfecto
Lo que distingue a Poor Things en el panorama cinematográfico actual es su habilidad para mezclar con maestría el humor negro con preguntas existenciales profundas. La película despliega un tapiz de situaciones y personajes que, aunque a primera vista pueden parecer ridículos, están imbuidos de una humanidad y profundidad sorprendentes. Lanthimos juega con la narrativa de tal manera que el espectador se encuentra simultáneamente riendo y reflexionando, un equilibrio difícil de lograr pero que en «Poor Things» parece esfuerzo alguno.
En su esencia, Poor Things es un recordatorio vibrante de que en el cine, como en la vida, las reglas están para ser cuestionadas y, a veces, rotas. Emma Stone y Yorgos Lanthimos no sólo nos entregan una película; nos regalan una experiencia que redefine lo que el cine puede ser. Prepárate para reír, llorar, y sobre todo, para pensar. Porque «Poor Things» no es solo una película para ver, sino para vivir.
Eso sí: quienes encuentren erotismo más que humor en las escenas sexuales de esta película, demuestran que si bien no existe una mujer con cerebro de bebé, si hay hombres con cerebro de adolescente chaquetero.
Salí de la película y escuché al vato con su camisa de futbol y no pude evitar imaginarlo con la cara de Ruffalo, en un Duncan Wedderburn patético, asegurándole a una morra que nadie le hará el amor como él, porque sólo él sabe. Entonces me reí de nuevo, como durante toda la película.