Con Queen & Slim la directora Melina Matsoukas deja atrás los videos musicales y comerciales para presentarse en el cine con una historia que denuncia el racismo y la brutalidad policial de la que es objeto la comunidad negra en Estados Unidos. Aunque el filme resulta una prometedora carta de presentación, existen elementos que atentan contra la verosimilitud de la propia historia. Aún con ello, Queen & Slim deja al espectador atento a una futura entrega por parte de Matsoukas.
Una cita mala que se pone peor
Convengamos en llamar a los protagonistas de esta historia Queen (Jodie Turner-Smith) y Slim (Daniel Kaluuya) dado que sus nombres son intencionalmente omitidos en favor del argumento del filme. Queen y Slim se encuentran a través de Tinder en un pequeño diner. Es evidente que la cita no está funcionando, sobre todo para ella, quien no disimula su enfado. Sin embargo, el encuentro se convierte en una verdadera pesadilla cuando de regreso a casa una patrulla los obliga a detenerse. Una actividad policial de rutina que deja de serlo cuando se trata de policías blancos deteniendo a ciudadanos afroamericanos.
Desde el momento en que el oficial desciende de la patrulla y se dirige al auto de Slim se siente la tensión. El interrogatorio no hace otra cosa más que acrecentarla. El policía de esta ficción, como sucede con algunos policías reales, olfatea una mínima razón para explotar y ejercer violencia.
Queen, quien es abogada, cuestiona el proceder del oficial y en cosa de segundos todo se sale de control. El policía dispara en la pierna a Queen, Slim forcejea con éste y, en un acto de defensa propia, le arrebata el arma y lo mata. Ahora este par de desconocidos cuya cita no había salido bien se ve obligado a huir en una carrera contra el tiempo con la intención de abandonar Ohio y, probablemente, el país.
Un filme en clave de denuncia
Desde los primeros momentos de la película la intención de denuncia por parte de la Matsoukas se hace presente. La directora no necesita abundar en detalles sobre el abuso policial por el carácter sistémico de éste y hace que sus personajes emprendan la huida con celeridad. Slim quiere quedarse en la escena del asesinato porque sabe que su acto fue en defensa propia. Él le dice a Queen que no es un criminal y ella responde contundentemente “Eres un hombre negro que mató a un policía. Ahora lo eres”.
En su huída por carreteras secundarias de Estados unidos, Queen y Slim encuentran una serie de obstáculos para lograr su cometido. Sin embargo, conforme avanzan, se dan cuenta que su visibilidad en los medios los volvió una especie de héroes populares entre un amplio sector de la comunidad afroamericana. De ahí la intención de la historia de no reparar en los nombres de sus protagonistas. No importa quién eres cuando te has convertido en un símbolo y eso es lo que Queen y Slim representan.
El tono de denuncia está bien construido porque, a pesar de estar cerca, nunca rebasa el límite hacia el terreno del panfleto. El reclamo está sustentado y bien construido, de manera tal que es difícil no sentir indignación. Aunado a ello, cuando parece que el filme tomará el camino en el que todos los negros son buenos per sé se notan las decisiones hechas para evitar transitarlo. Se insertan en la historia personajes y diálogos colocados para no incurrir en el maniqueísmo.
Una película que sobrevive a sus errores
La propuesta visual de Queen & Slim resulta interesante por su capacidad de dibujar entornos bellos y proyectar imágenes poderosas. Son recurrentes los momentos del filme en que se nota la experiencia de Matsoukas en la dirección de videos musicales. Quizás el más evidente de ellos es un montaje en el que los protagonistas se encuentran en una situación climática de su relación y las protestas han inundado las calles. Ese momento, junto con el final de la película, entregan notables elementos visuales al espectador.
Sin embargo, hay en el filme un sentido de desdibujamiento, en términos generales, a lo largo del mismo. El interés por la huída, por ejemplo, comienza a perderse como producto de una considerable cantidad de ocasiones en la que los protagonistas son sometidos a situaciones inverosímiles para dos personas que están en una carrera contra el tiempo por su libertad. En aras de presentar reflexiones en escenarios bellamente construidos, la directora atenta contra la credibilidad de la historia que presenta. Eso pronto se vuelve cansado.
Aún con sus irregularidades Queen & Slim resulta una película entretenida. Melina Matsoukas entrega un trabajo interesante con el que coloca la primera piedra de lo que puede ser una carrera prometedora. Vale la pena no pasar el filme por alto y menos en un contexto en el que el cine está en una pausa obligada.
Queen & Slim se puede ver en Cinépolis Klic bajo el nombre Los Figitivos.