En principio, Sex Education es la típica historia de “chico conoce chica”. Otis (Asa Butterfield), un adolescente tímido, inicia una controvertida relación de negocios con Meave (Emma Mackey), otra adolescente espectacularmente bella (una versión más joven de Margot Robbie) de quien se enamora.
La diferencia radica en que, si bien podría podría quedarse en los clichés habituales del género, Sex Education comienza a abordar el despertar sexual de una manera distinta y, sobre todo, ingeniosa.
La audacia con la que se presentó la primera temporada, a pesar de no ser una de las producciones a las que más le hubiera apostado Netflix, resultó tan atractiva que pronto se hizo de una sólida base de seguidores, tanto adolescentes como adultos, convirtiéndola en uno de los productos exitosos de 2019.
RUBY. LA GRATA SORPRESA
En enero de 2020 se estrenó la segunda temporada que logró superar a la primera en calidad y audiencia y se caracterizó por dar más peso a personajes secundarios, sin abandonar la historia central de Otis y Maeve.
La tercera temporada mantiene esa tendencia invitándonos a conocer más a personajes que hasta el momento habían parecido antagonistas caricaturescos. En los ocho capítulos los vamos conociendo de una forma tan sutil, que terminas por empatizar con ellos, especialmente con Ruby, interpretada por Mimi Keene, con quien ya antes tuvo un capítulo con Otis que resultó gratamente sorprendente.
En la nueva temporada la forma en la que nos la presentan es reconfortante, dolorosa, pero, sobre todo, eficaz.
LA TERCERA ¿ES LA VENCIDA?
La premisa central sigue siendo la misma, el despertar sexual llevado a extremos de farsa. Exploran la amplísima gama del espectro sexual, de modo que dejan pocos temas sin explorar. A pesar de mantener el mismo tema, afortunadamente no se repite y sigue presentando nuevos dilemas de maneras divertidas y creativas.
Es de reconocerse que adolece de algunos problemas: al mantener el tono de farsa, algunas de las situaciones que se presentan son inverosímiles y absurdas, enfocadas más al fan service. Un Deus ex Machina que dejas pasar para seguir disfrutando la historia.
Un acierto importante es que Sex Education ha sabido hablarle a una generación. Sus guionistas traen una agenda de temas que son de interés de la generación que está viviendo ese descubrimiento de su sexualidad.
Han presentado, sin forzarlo, temas recurrentes en la vida de todo adolescente, como el enamoramiento, los corazones rotos, las infidelidades, el romance, la pasión, el divorcio, los celos. Pero también, sin demasiadas pretensiones, ha abordado temas como el aborto, el abuso sexual, la sororidad, la sexualidad de las personas con discapacidad, la identidad de género no binaria, la homosexualidad, los diferentes tipos de familias, entre muchos otros temas que, lejos de ser controvertidos, son y deben ser parte de la conversación cotidiana.
EN CONCLUSIÓN
Sex education es una comedia ligera, no se toma demasiado en serio, pero al mismo tiempo coloca temas que muy probablemente terminen por definir estos tiempos. Su profundidad no está en su historia, sino en la capacidad de hablarnos, a varias generaciones, de asuntos que importan.
No sabemos cuanto tendremos que esperar para una cuarta temporada, pero algo me dice que vale la pena.