Hace poco más de 100 años el mundo vio con dolor un conflicto armado al que por su duración y letalidad se le conoció como La Gran Guerra. Hace poco menos de 100 años Erich Maria Remarque escribió Sin novedad en el frente, novela en la que asentó los horrores de la guerra quizás con la esperanza de no volverla a experimentar. Ahora que por tercera vez llega esta historia en formato de cine bajo la dirección del alemán Edward Berger, sabemos que a La Gran Guerra le siguieron noches más oscuras.
Esta nueva versión cinematográfica de Sin novedad en el frente mantiene un sentido antibélico que es arropado por una adaptación inteligente y oportuna. Es palpable que la película sabe el momento histórico en el que se sitúa y le recuerda al espectador que en la guerra, a pesar de lo que se cuenta, hay más dolor que honor. Los departamentos como sonido, edición, fotografía y diseño de producción no hacen sino profundizar la experiencia del espectador. Además, la cinta se hace acompañar de actuaciones dignas de reconocimiento, empezando por la de su protagonista Felix Cammerer en el papel de Paul Baumer.
Un vistazo a la Primera Guerra Mundial
La historia nos presenta a un grupo de jóvenes entusiasmados por enlistarse en el ejército alemán para defender a su país. Se trata de 1917 y la para entonces la Primera Guerra Mundial ya había durado tres años. Sin embargo, entre la ausencia de noticias y el manejo de la narrativa de los líderes políticos y militares de Alemania, estos jóvenes, entre los que se encuentra Paul Baumer, no dimensionan la velocidad con la que el conflicto está produciendo muertes. Los envalentonados cantos con los que se dirigen hacia la acción están por convertirse en alaridos productos del terror.
La película de Berger sabe explotar los recursos que el cine le ofrece para introducir al espectador a la guerra de la mano de sus personajes. La claustrofobia de las trincheras, el sonido de las armas, las relaciones entre los soldados, el horror de la muerte en el campo de batalla y la capacidad del conflicto para producir cadáveres se transmiten con diligencia. Pronto nos ponemos del lado de los personajes y, conforme transcurre la película y los eventos que presenta, la sensación de peligro se acrecenta. Queda claro que salir con vida de ahí no será una tarea sencilla.
La guerra y el cine hoy
Al ver Sin novedad en el frente se vuelve difícil no pensar en películas que recientemente han abordado el tema de los dos mayores conflictos armados del Siglo XX. 1917 (2019) de Sam Mendes lo hizo con la Primera Guerra Mundial y nos presentó una cinta en la que con una narrativa sencilla presentó de manera efectiva una emocionante historia. En este caso seguimos a un soldado en una misión en la que con la ilusión de estar viendo una larga planosecuencia presenciamos una de las caras más oscuras de la guerra.
Un par de años antes vimos, también con agrado, Dunkerque (2017) de Christopher Nolan. Se trata de una película que toma la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y en la que, fiel a la costumbre de este director britànico, el manejo del tiempo se convirtió en uno de sus grandes atractivos. En esta cinta Nolan nos presenta tres historias con tres temporalidades distintas y que suceden en tres terrenos que fueron claves durante este conflicto: la tierra, el aire y el mar. Dunkerque es una loa que busca celebrar la participación británica en el conflicto y que busca hacer de una historia de una derrota en batalla, una de honor.
Sin novedad en el frente encuentra su propio lugar y sabe distinguirse de las dos películas antes mencionadas. Sin querer hacer evidente una propuesta técnica-artística como en el caso de 1917 y sin proponerse una estructura temporal compleja como Dunkerque, la cinta de Berger es contundente en su desprecio por el conflicto armado y no se reserva algunos comentarios políticos. Ejemplo de esto último es el efecto que tendrían las condiciones impuestas a Alemania al terminar la guerra en el ascenso del nacionalsocialismo en aquel país.
Una gran película que no vimos en la gran pantalla
La Primera Guerra Mundial se convirtió en el primer conflicto armado en el que la muerte se industrializó. Un conflicto con características propias del momento histórico en el que sucedió. La Gran Guerra se caracterizó además por ser una de trincheras. A lo largo de la película se muestra cómo en el absurdo esfuerzo de ganar decenas de metros en territorio, las muertes se contaron por cientos de miles y, al final del conflicto, millones. Situación en la que además se enfatiza al final de la cinta.
La película se puede ver desde hace unos meses en Netflix. Es imposible, después de ver Sin novedad en el frente, no añorar la posibilidad de disfrutarla en una sala de cine. Sin embargo, se posiciona con facilidad como una de las más notables películas que pudimos ver en 2022. Una muestra más de que a través del arte se puede hacer memoria con la esperanza, como se dice de la historia, de no volver a andar caminos que confunden el horror con el honor.