Es el día 3 de Sundance 2021 y esta vez fue una sesión muy ecléctica: la ópera prima de Rebecca Hall, una ficción sobre la pandemia (de las primeras que seguramente inundarán la cartelera) y la muy hypeada R#J, cinta que nos hizo sentir estúpidamente viejos. Así pues, aquí nuestro tercer reporte desde el Festival de Cine de Sundance 2021.
R#J
Voy a confesarlo: esta película estaba en el top 3 de cintas que más moría de ganas de ver en Sundance.
Y no me decepcionó.
Pero tampoco me voló la cabeza, al contrario, siento que como dijera Pulp en «Like a Friend», R#J «Made Me Feel My Age«.
Y tampoco es algo que me avergüence.
La primera razón por la cual la quise ver, fue porque he de confesar, soy fan de Romeo y Julieta, tanto el libro (que leí en diferentes facetas escolares), como de sus adaptaciones fílmicas, y más ahora que la uber estilizada versión de Baz Luhrmann cumple 25 años de su estreno. ¿Qué más se podía o mejor dicho, cómo se podría contar esta historia en 2020?
La respuesta del director Carey Williams es original y alentadora: narrar la historia de amor más famosa del mundo (lo es) desde el POV psiscosocial de unos teens de la Gen Z. Es decir, a través de DMs y Stories de Instagram, Facetime, Tik Tok, Twitter, iMessage y videos en vivo.
Si bien este recurso narrativo no es algo novedoso (podemos rastrear caso hace cerca de una década, en caso tan dispares como Modern Familiy a Unfriended o hace unos meses) que pinta a ser el nuevo found footage y más durante esta pandemia, el gran acierto de R#J es la multiplicidad de formatos de social media que utiliza para contar la historia; así como las libertades que se toma para construir la mitología y rivalidad entre Montescos y Capuletos, todo cobijado por el escrutinio moral que provee el anonimato de internet.
De hecho este punto es una tesis de R#J : en una era donde sólo existes con una @ frente a tu nombre, los secretos, el pasado y en general tu vida, son de dominio popular.
Aunque el medio es el mensaje, ambos se agotan rápidamente en el filme; algunas historias están presentadas de forma muy forzada (¿es necesario ver un Live de Instagram cada dos minutos? ¿seguimos inmersos en el «Síndrome CNN? ) y quizá si no fuera la adaptación de una obra del dominio popular donde conoces algunos detalles y personajes, el desarrollo de una historia coherente no sería posible. Además, me sofocó y me dejó ciego, el diseño de vestuario de influencer-de-Forever-21.
O quizá el que está en un error soy yo.
Hay un episodio de How I Met Your Mother en el cual homenajean una frase de Arma mortal pronunciada por Danny Glover, al referirse a ciertas actividades, que pues… eh, ya no son acorde al cierto momento de su vida: «Im Too Old For This Shit».
Y por primera vez en mi existencia (ok, miento, la segunda vez, la primera fue cuando vi ciertos retos de TitkTok) no pude con ese tipo de estética.
Nota: El fenómeno Coco sigue abrazando a Hollywood: la famosa fiesta de disfraces donde Romeo y Julieta se conocen, en realidad aquí es una fiesta de Día de muertos de Pixar a là Euphoria. Puntos buenos: sonó Reik y Magneto. Qué random.
PASSSING
Un elegante debut de Rebecca Hall detrás de cámaras sobre la vida de un par de amigas afroamericanas cuyo tono de piel, podría aparentar ser el de una mujer blanca. El resultado, como en cualquier sociedad, se traduce como mejores oportunidades de vida.
Hall relata esta adaptación de la famosa novela de Nella Larsen, con una memorable fotografía en blanco y negro, y con el apoyo de un par de interpretaciones ídem (de lo mejor que veremos en todo Sundance) por parte de Ruth Negga y Tessa Thompson. Ambas actrices en uno de los highlights de sus carreras, cargan con el dolor de vivir una mentira y el constante dolor de saber que 100 años después, el paradigma racial aún persiste en las calles norteamericanas. Sobre todo cuando el esposo blanco de Negga (Alexander Skaarsgard, quien debe realizar una tesis sobre cómo interpretar a maridos tóxicos), confiesa que odia a los negros, aunque nunca ha conocido a uno.
Passing, a priori, se presentaba como una de las grandes apuestas para el Festival, y si bien cuenta con una manufactura matemática (el jazz es perfecto, los vestuarios son perfectos, el maquillaje, diseño de producción y hasta la química de las protagonistas es perfecta); la cinta atraviesa por momentos letárgicos donde una avalancha de diálogos y teoremas repetitivos, nos hipnotizan al punto de poder cerrar los ojos, despertar 15 minutos después y saber que la historia permanece en estado cíclico.
Al final, los últimos 10 minutos del filme logran amalgamar toda la temática de Passing, pero es más por el talento de Negga y Thompson que por la naturaleza narrativa de la historia. Dicen que el destino no es lo más importante, sino el camino… pero en el caso de Passing, es una ruta cuesta arriba y muy agotadora.
PINK CLOUD
Estamos en un momento histórico: a partir de 2021, comenzará una vorágine de películas sobre pandemia/cuarentena y la psicosis general de estar recluido entre cuatro paredes.
Y Pink Cloud no sólo es de las primeras en retratar esta nueva realidad, también fue una especie de profeta: la cinta fue filmada un año antes del del brote de COVID-19. Aún así, el trabajo de Iuli Gerbase resulta un documento de la desolación anímica que vamos a enfrentar como generación.
Todo empieza una mañana cuando una misteriosa nube rosa aparece en el cielo y de pronto, todos aquellos que entran en contacto con el aire mueren a los pocos segundos. La única forma de sobrevivir es permanecer encerrado en el lugar donde despertaste aquel día: ya sea en un hospital, un hotel, una pijamada o en el caso de Giovanna y Yago, después de un one night stand.
Pink Cloud entonces comienza a entretejer la relación de dos extraños obligados a dilatar su vida hasta que «todo pase» y soportar su compañía. El primer conflicto es cuando, a las pocas horas de encierro. hablan sobre su idea de tener hijos. Giovanna está acompañada, no como su mejor amiga que vive completamente sola, o su hermana menor que pasó su noche en la casa de amigas y perderá el resto de su juventud.
A lo largo del filme, se presentan diversos simbolismos y escenas que retratan el tedio de la rutina y la agonía de crear una existencia entre paredes. La religión, la rutina y los instintos humanos son vistos bajo una nueva óptica que entendemos en esta normalidad post 2020. La cámara que tiene una sola locación, el departamento de lujo y de dos pisos de Giovanna, parece que se transforma en un mapamundi de hastío; la cámara se fija en las reacciones y los ojos abrumados de los personajes, así como en la comunicación que tiene con el mundo exterior a través de llamadas por Facetime y en la computadora.
Muy parecida al cuento La autopista del sur de Julio Cortázar, donde unos individuos quedan atrapados en un embotellamiento, Pink Cloud nos recuerda que no hay peor soledad, que sentirse solo cuando estás acompañado.
Nos leemos mañana desde Sundance 2021.