TÁR: el poder tras la máscara

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Su nombre es Lydia Tár, y es una genio. Ella es directora de orquesta, graduada de Harvard y erudita de la música con una carrera excepcional. Actualmente trabaja para la filarmónica de Berlín, donde está a punto de llevar al escenario la quinta sinfonía de Gustav Mahler. Por si fuera poco, Tár pertenece al selecto grupo EGOT: aquellos que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony.

Todo esto lo sabemos en la primera secuencia, una larga entrevista con la «maestro» donde abunda la intelectualidad y en la que resulta difícil no caer fascinado. A mí francamente me dejó cautivada. Así inicia Tár (2022), la más reciente película de Todd Field, protagonizada por la brillante (y ojalá ganadora del Oscar en esta entrega) Cate Blanchett.

 

 

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Lydia Tár es una mujer cautivadora, respetable, inteligente y conocedora, que, a través de su carisma y su belleza, logra ser el foco de atención y admiración para todos quien la escuchan (incluidos los que vemos el filme). Tanto hombres como mujeres la idolatran, y con justa razón.

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Lydia además vive una vida de ensueño (o eso pareciera). Amigos influyentes, una buena familia, autos, ropa, hoteles, restaurantes exclusivos, y claro, pianos de miles de dólares. El mundo del Arte con A mayúscula es cosa seria, pero pocos pueden llegar ahí. Le llaman Maestro, es una erudita dentro del montón. Además de conducir la Filarmónica de Berlín, la invitan a dar clases y cursos en universidades de la talla de Julliard.

Todo pareciera perfecto, y durante la primera hora de la película pareciera que es así. Que Lydia es… perfecta. Pero si ponemos atención a los detalles que Todd va dejando a través de la cinta nos damos cuenta de que la realidad es otra. La primera hora de la película es francamente un engaño, orquestado por la mismísima Tár y claro Todd Field, quienes nos seducen y se esconden detrás de una máscara intelectual para ocultar todas las grietas y matices que este peculiar personaje posee.

Lydia TÄR

Esa corona llamada poder

Dice una conocida frase: «Nunca conozcas a tus ídolos», y vaya que es cierto.

Lydia es una mujer poderosa, su vida le ha dado un privilegio que goza a sus anchas. Maniobrar ese poder es complicado, la tentación de malversarlo es latente, y esos aires de grandeza hacen creer a Lydia por un momento que es invencible. Ahí radica uno de los puntos más importantes que toca Todd Field, donde el verdadero monstruo de esta historia (con fabulosos tintes de suspenso) es la traicionera corona llamada poder.

Tenerlo corrompe hasta al más brillante. Sin caer en el spoiler, Lydia gira dentro de una espirar descendiente, donde al abusar de su autoridad y jurisdicción dentro del mundo del arte, la vida como la conoce no será la misma. Se tendrá que enfrentar con la realidad de sus actos y que hasta cierto punto se haga justicia.

Obra y artista

También se hace alusión al dilema de separar la obra del artista. En una escena fabulosa, Lydia lleva al extremo uno de sus estudiantes, cuestionándole y cuestionándonos justo eso: ¿Es posible disfrutar y reconocer los logros de alguien que es moralmente cuestionable?, ¿hasta dónde puede estar una obra castigada debido al pasado de sus artistas? ¿los artistas eran víctimas de sus tiempos? ¿se debe criticar al arte de manera objetiva o también al artista?

Recién estrenó Tár en Estados Unidos, generó una conversación interesante sobre la decisión del director de hacer al protagonista una mujer y no un hombre,  quienes históricamente tienden a este tipo de comportamientos. Se criticó que no estaba bien pintar a una mujer con estas características. Difiero. El poder, o el abuso de este, opera mucho más allá del género, y eso se ejemplifica muchas veces a través de la película. El director jamás es condescendiente con su personaje, ni justifica sus acciones. Las buenas representaciones se encargan de escribir a buenos personajes, con matices, independientemente de su color de piel, estrato social u orientación sexual.

Cate Blanchett en TÁR

Reina Cate

No queda dudas que el género de Cate Blanchett perdiendo la razón es uno de mis favoritos. Tár es una película poderosa, que poco a poco va soltando el caos hasta llevar a su personaje a lo que para ella es el abismo. Un guion impecable, actuaciones sorprendentes, fotografía y en general un ambiente hermético muy a la Haneke, hacen que Tár de Todd Field se te quede en la cabeza por mucho tiempo.