Nota: esta reseña de The Bear Temporada 3 contiene spoilers.
Si ustedes pusieran su propio negocio, ¿cuál sería su lista de requisitos inamovibles para su apertura? Supongo que la mayoría anotaríamos cosas sensatas como no maltratar a los empleados, pagar a tiempo, darles prestaciones a todos, respetar un horario laboral.
El chef Carmen Berzatto (Jeremy Allen White), sin embargo, no es una persona como nosotros. Parece que estar encerrado en el refri durante la inauguración de su restaurante le destapó (o tapó) algún caño en la cabeza y su lista de requisitos inamovibles incluye 27 elementos, entre ellos: no repetir ingredientes, buscar la perfección, énfasis en el minimalismo, máxima atención a los detalles.
No son cosas demasiado locas, pero sí son un reflejo de los miedos de Carmy y su incapacidad de pensar en el equipo. Es un niño de tres años con demasiadas crayolas, como bien lo dice el Tío Cícero (Oliver Platt). Carmy, ¿cuándo serás una persona normal?
The Bear es un viaje de flashbacks
La tercera temporada de The Bear comienza con un recorrido por la carrera culinaria de Carmy. Somos testigos de sus inicios al mismo tiempo que, ya en su propio restaurante, perfecciona el menú y escribe la lista de requisitos inamovibles. Y es con este episodio que vemos la fórmula para toda la temporada: habrá momentos en el presente, en el restaurante de The Bear, y otros en el pasado, que creo que son la gran fortaleza de esta entrega.
Una de las cosas más disfrutables de The Bear son los flashbacks, y creo que la tercera temporada tiene los mejores. Es muy conmovedor ver a Carmy crecer y todo un deleite volver a encontrarse con el Chef Luca (Will Poulter, uff) y Santa Olivia Colman, la Chef Terry.
Pero lo increíble es cómo la serie logra que uno extrañe a Mikey (Jon Bernthal). Nos sentimos parte de la familia Berzatto y de su duelo, pues parece que nos arrebataron a alguien que apenas estábamos conociendo. Es un personaje adorable, sobre todo en el episodio de “Servilletas”, dirigido por nada menos que Ayo Edebiri, la Chef Sydney. En éste, nos cuentan la historia de cómo Tina (Liza Colón-Zayas) llega a The Beef, devastada después de no encontrar trabajo. De inmediato es rescatada por Richie (Ebon Moss-Bachrach), quien le regala un sándwich, y Mikey, quien escucha sus desgracias y le da empleo en el restaurante.
El momento en el que ambos platican hace un eco perfecto al monólogo de Carmen en la primera temporada, cuando dice que todos creían que Mikey era su mejor amigo por la manera en cómo los hacía sentir. “Servilletas” bien podría ser el “Tenedores” de esta temporada.
Es un capítulo que me recuerda por qué amo tanto The Bear. Al final del día, todos los que trabajan ahí son personas tristes y, sin embargo, tienen la capacidad casi mágica de dar felicidad.
El Soundtrack
“Puertas”, el tercer episodio, llama la atención por muchas cosas, entre ellas el gran discurso de Marcus (Lionel Boyce) en el funeral de su mamá (que creo que es el único momento interesante de Marcus, perdón).
También está la frialdad entre Carmy y Richie (me parece increíble que no se hayan dicho “primo” en ningún momento durante los 10 episodios. Me rompe el corazón). Pero sobre todo, está el soundtrack, compuesto únicamente de piezas clásicas de Verdi, Pietro Mascagni y William Vincent Wallace. Pienso en las palabras de Javier Ambrossi, creador de la serie La Mesías, cuando dice que el arte y la religión (y en este caso, también la comida) son dos caras de la misma moneda: son cosas a las que la gente se aferra cuando pierde el rumbo.
No sé si en este caso lo hallarán Carmen y Sydney, pero es evidente que la comida es una liga que los une desde antes de que ellos lo supieran, pues el mejor plato que ella probó en Nueva York fue el primero que creó él de manera independiente. Estaba escrito en las estrellas.
Un ritmo diferente
En general el ritmo de esta temporada es muy diferente, es mucho más lento. Por un lado se agradece, ya que hubo episodios de las temporadas anteriores que fueron una tortura, como “Revisión” en la primera o “Peces” en la segunda. No está mal variarle un poco, pero no creo que eso sea lo que uno busca cuando ve The Bear. Maldito seas, Christopher Storer, por hacernos adictos al estrés de las cocinas.
Se habla mucho del legado en esta tercera entrega. Tanto con la clausura del restaurante de la Chef Terry como con la llegada de la bebé de Sugar (Abby Elliott) en un magnífico y estresante capítulo 8, donde vemos el regreso de la terrible Donna Berzatto (Jamie Lee Curtis), que parece ya no ser tan terrible. Cada chef que pasó por el restaurante de Ever lleva un poco de lo que aprendió a sus demás proyectos. Todos somos un mosaico de las cosas que hemos amado.
Es un gran legado el que podría dejar The Bear como serie, pero me preocupa que ese nivel de perfección que alcanzó en tantos capítulos sea difícil de superar en la siguiente temporada. Han sido tan buenos que decepciona mucho que alguno no lo sea, como fue el caso en esta tercera temporada. Deberían tratar de que la última sea un poquito mejor que esta, como bien le dice el Chef Thomas a Carmy.
Los cameos
Y hablando de chefs, creo que el mejor y más conmovedor detalle de esta temporada son los cameos de tantos cocineros famosos. Empezando, justamente, con el chef Thomas Keller, a quien consultaron para realizar la película de Ratatouille (Bird, 2007) y quien le enseñó a cocinar a Adam Sandler para la grabación de Spanglish (Brooks, 2004). También está Daniel Boulud, reconocido como el mejor restaurantero del mundo en 2021. Es él quien le dice a Carmy que debe escuchar la música en la comida cuando fríe el ajo, una de las mejores líneas.
En el último episodio hay un puñado de reconocidos chefs, entre ellos Grant Achatz (célebre por sus aportaciones a la gastronomía molecular), Rosio Sánchez (quien trabajó en el famosísimo Noma en Copenhague y ahora tiene su propio restaurante de comida mexicana/nórdica) y Malcolm Livingston II (repostero de Noma e inspiración para el personaje de Marcus). Todos asisten a la cena final del restaurante de la Chef Terry, Ever.
Este es un episodio que tiene momentos increíbles, como cuando Carmy confronta al terrible chef interpretado por Joel McHale. Él le causó úlceras, estrés y ansiedad. “Pienso demasiado en ti”, le dice Carmy. “Y yo no pienso nada en ti”, le contesta el chef. Devastador, brutal.
Sin embargo, lo que más me gustó del episodio 10 fue lo mucho que me recordó al final de Mad Men, en el que se da a entender que Don creó el famoso comercial setentero de Coca Cola. Ambos episodios hacen una conexión de nuestra realidad inmunda con la de personajes que tanto amamos, como Don Draper o Carmen Berzatto. ¿No sería genial que, en algún lugar, en alguna cocina, existieran Sydney, Carmy, Tina, Marcus, Ebra y Richie? Qué maravilla, qué consuelo delicioso pensarlos parte de nuestro mundo.
Bueno, ¿ya pensaron en su lista de requisitos inamovibles? Yo aquí pongo la mía, pero para la siguiente temporada de The Bear:
Mi lista de lo que requiero para la siguiente temporada de The Bear
- Menos apariciones de los Faks. Son personajes muy chistosos, pero en micro dosis, por favor.
- Más cameos de actores (el de John Cena en esta temporada fue muy menor y, francamente, sobrado).
- Menos Claire (Molly Gordon). O mejor, nada de Claire. Los únicos flashbacks aburridos en esta temporada son los de ella. Estuve tentada varias veces a adelantarlos. Es evidente que Carmen no la quiere y ella es lo más alejado que existe de la paz. Es el único personaje anodino de esta serie. No creo que Carmen deba juntarse con Sydney, tampoco. Creo que su relación es parecida a la de Don Draper y Peggy Olson.
- Que Carmy y Richie hagan las paces.
- Que Sydney encuentre un lugar que la aprecie, ya sea el nuevo restaurante del Chef Adam o The Bear. Pero mi chica necesita paz.
- Carmy tiene que empezar a apreciar a Sydney. Y al tío Cícero (que ojalá no les quite la lana).
- Que se salve el restaurante aunque la crítica sea mala (yo creo que lo es. ¿Ustedes qué dicen?).
- Que nunca dejen de salir los ojos de luna de Jeremy Allen White.
A pesar de las fallas de esta temporada, la verdad es que estoy anhelando ver la cuarta. Es una serie tan buena que sigo teniendo fe. Una vez algún visionario escribió la frase en inglés “chef’s kiss”, sabiendo que décadas iba a salir de The Bear. Por donde vayan mis chefs favoritos iré yo, con una venda en los ojos, Pepe Aguilar dixit.