Seamos honestos, no todas las producciones originales de Netflix logran enganchar al público. Si bien han hecho un buen trabajo con sus documentales (películas y series), sus títulos de ficción no siempre consiguen buenos resultados.
Con The Eddy podríamos decir que se queda a mitad de camino.
Esta nueva mini serie nos presenta a Elliot (André Holland), un famoso y respetado pianista norteamericano que, junto a su mejor amigo Farid (Tahar Rahim), dirige The Eddy, un club de jazz ubicado en una zona alejada del encanto turístico de París.
En el primer capítulo nos enteramos que el club atraviesa dificultades económicas y para intentar sobrellevarlas, Farid ha hecho tratos con un grupo criminal. Por su parte, Elliot intenta que la banda del lugar consiga un contrato discográfico, mientras hace malabares con Maja (Joanna Kulig), la vocalista y su pareja. Por si esto no fuera suficiente, la llegada de Julie (Amanda Stenberg), su muy conflictiva hija adolescente, complicará más las cosas.
Una vez planteado el conflicto, la serie decide enfocar cada uno de sus episodios en un personaje distinto. Y aunque conocemos más sobre sus conflictos y sus demonios, no todos ellos tienen mucho que aportar a la trama principal y, en algunos casos, dejan de ser relevantes de un capítulo para otro.
El drama que se intenta construir en The Eddy en ocasiones llega a ser un tanto exagerado y gratuito, al punto de que muchos de los conflictos que van surgiendo podrían resolverse si el guionista (Jack Thorne) decidiera hacer que sus personajes se sentaran y hablaran (cosa que eventualmente termina por suceder).
Amor al Jazz
Si algo hace bien esta mini serie es ofrecer un retrato diferente de la ciudad donde se desarrolla la historia. El París en The Eddy es uno muy distinto al de las postales, pero que lograr reflejar su gran diversidad de culturas y tradiciones, y de las que esa versión romantizada de la Ciudad Luz no siempre saca provecho.
Otro gran acierto ocurre al sonar el jazz. Buena parte de la música fue compuesta expresamente para la serie y algunos de los actores, son músicos profesionales. El amor por el jazz y la emoción que causa en ellos se nota cada vez que pisan el escenario.
El responsable de lo anterior es Damien Chazelle, quien (contrario a lo que anunciaba el marketing) se encarga de dirigir sólo los dos primeros episodios y con ello, de plantear el estilo visual de la serie.
El final en The Eddy sugiere que la historia podría continuar. De ser así, ojalá lo haga con un guion más fuerte, en el que la música sea más importante, pues en ella se encuentra su mayor encanto.
