The End of the F***ing World 2: innecesaria pero disfrutable

La segunda temporada de The End of the Fucking World da al traste con el gran final de la primera, pero al menos la historia no decepciona.

the end of the fucking world

Hace un par de años vi una serie. Cuando la terminé, busqué como siempre la opinión de mis autores favoritos. No habían escrito en sus publicaciones ni hablado de ella en sus podcast. Como esa serie me gustó tanto, sentí la necesidad de que recibiera mucho más amor y atención del que se le estaba dando. Así que tomé mi computadora y comencé a escribir sobre ella. Fue la primera vez que escribí sobre algo que veía en televisión. La serie fue The End of the F***ing World, de Netflix.

El martes pasado estrenó su segunda temporada. Hoy te quiero dar mi opinión de esa, cuya primera temporada se ha convertido en una de las series que más he disfrutado en mi vida. Te lo voy a contar tomando fragmentos de lo que escribí hace un par de años y mezclándolos con ideas de mi experiencia en esta segunda entrega.

Nota: Hay spoilers de la primera temporada.

UN COMING OF AGE NO CONVENCIONAL

Desde el principio de esta comedia negra te das cuenta de que The End of the F***ing World no es la clásica historia “Chico conoce chica”, ni un coming-of-age convencional. James es un muchacho incapaz de experimentar sentimientos. Está seguro de que es un psicópata y, después de matar a varios animales, quiere vivir la experiencia de asesinar a un ser humano.

Alyssa es una chica con un apetito insaciable y harta de su familia disfuncional y del sin sentido de la vida. Cuando se conocen cada uno encuentra lo que buscaba. Ella ve en él a un tipo diferente, un freak con quien podría pasar el rato sin enloquecer. Él ve en ella a su potencial víctima.

Todo eso se plantea en los primeros minutos del primer capítulo de la temporada uno; en los ocho restantes, los acontecimientos suceden de manera vertiginosa y sin sutileza, pero con extraordinaria hermosura y un extraordinario y oscuro sentido del humor.

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LA POÉTICA TEMPORADA UNO (CON SPOILERS)

Astuta, tragicómica, perturbadora y subversiva. The End of the F***ing World es un paseo por una pesadilla adolescente que sorprende a la vuelta de cada esquina. Como una bola de nieve, un problema va llevado al siguiente hasta el colapso.

James y Alyssa roban el coche del padre del chico y huyen. En el camino las cosas se van complicando hasta el punto de que James, en vez de matar a Alyssa, termina clavando su navaja en el cuello de un violador mientras atacaba a su compañera de viaje.

Las diferentes crisis que van viviendo en ese viaje ponen una y otra vez a prueba su extraña relación, hasta el punto de que, sin quererlo llega el momento en que se dan cuenta que se aman profundamente, sin siquiera habérselo dicho y al grado de que en la escena final, cuando la policía los tiene rodeados y sin escapatoria posible, James golpea a Alyssa con un arma para hacerla parecer víctima y no cómplice y corre por la playa sin más salida que el mar, se oye un disparo y la pantalla se pone en negro.

Así termina la primera temporada.

 

LA TENTACIÓN DE LAS SECUELAS.

Una primera temporada de ocho potentes capítulos que en total duran sólo 164 minutos. Cuando la vi, pensé que no podía haber un final más poético. Se trataba de un cierre intenso para una historia memorable que quizá, con el tiempo, se convertiría en una serie de culto. «Ojalá» -escribí en aquel primer texto hace dos años- «que Netflix no caiga en la tentación de estropear ese final con una segunda temporada».

Esa segunda temporada se estrenó el martes repitiendo las actuaciones protagónicas de Jessica Barden (The Lobster) y de Alex Lawther (Black Mirror).

 

ROMEO, ROMEO ¿DÓNDE ESTÁS QUE NO TE VEO?

Te imaginas si alguien, no Shakespeare, hubiera escrito una secuela en el que Romeo o Julieta dijeran: “Fue un final apropiado. Una historia de amor fallida. Una tragedia perfecta. Y luego, no morí”.

Es la premisa sobre la que se desarrolla la segunda parte de The End of the F***ing World. Algunos años después, separados, Alyssa se ha sobrepuesto a aquellos días y, en modo de resignación absoluta, está a punto de casarse. James se repone lentamente de la herida de bala que por poco lo deja postrado en una silla de ruedas; su padre muere y él comienza a vivir en su auto.

Mientras eso sucede, nos presentan a Bonnie, muy bien interpretada por Naomi Ackie, una joven psicópata, ex convicta y ex amante del hombre a quien James mató en la primera temporada. La búsqueda de venganza es uno de los motores que llevan esta segunda temporada que, sin embargo, la serie se enfoca en cómo nuestros protagonistas sanan heridas en un segundo escape por carretera.

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VALE LA PENA EL VIAJE

De nuevo una buena selección de música, que provoca una sensación entre la nostalgia y el peligro y la incorporación oportuna de brevísimos flashbacks para revisitar escenas icónicas de la primera temporada, se entretejen para presentarnos cómo, cada cual por su lado y a su modo, comienzan a reconstruirse después de la aventura de hace dos años.

Al reencontrarse y emprenden (como en la primera temporada) una nueva fuga al aburrimiento y la inanidad, él con traje negro desaliñado, ella con su vestido de novia. Prevalece el humor negro como hilo conductor, la voz en off  de los personajes que contrastan sus pensamientos con sus actos y un buen desempeño de la antagonista. Puede decirse que la serie se mantiene fresca y disfrutable, aunque es absolutamente innecesaria.

Cualquier aportación que la segunda temporada ofrece, podrá complementar, pero no supera a la potencia del final abierto de la primera temporada.

Que después de tantos años, siga siendo motivo de discusión si Tony Soprano sobrevivió al último capítulo de su serie, es uno de los muchos elementos que hacen a Los Soprano (HBO) una obra memorable. La novela gráfica The End of the F***ing World, escrita y dibujada por Charles Forsman en 2013, tenía también ese final abierto. La segunda temporada de TEOTFW desperdicia ese potencial de misticismo.

Darnos un cierre seguramente alivió algunos corazones y llevó dinero a las cuentas bancarias de los involucrados; quienes disfrutaron la primera temporada no creo que se hayan decepcionado de esta segunda entrega o les haya parecido insoportable, pero es innegable que, a diferencia de la primera, este viaje, aunque lo hayamos gozado, no nos llevó a ningún lado.