El año pasado Ted Sarandos dio a conocer la noticia de que el tío Netflix había llegado a un acuerdo por algo así como 300 millones de dólares para que Don Ryan Murphy produjera y dirigiera varias series y películas en exclusiva.
Productor, guionista y director de series tan exitosas como Nip/Tuck, Glee, American Horror Story y American Crime Story. ¿Qué chulada podría hacer con 300 millones de billetes verdes y el apoyo de la gran N colorada?
Lo primero que dio a luz este feliz matrimonio fue “The Politician”, una comedia alrededor de Payton (Ben Platt, Pitch Perfect) un joven estudiante privilegiado y obsesivo que tiene muy clara la meta de su vida: Ser presidente de los Estados Unidos.
Claro, aún está en el “high school”, así que para el camino a la Casa Blanca, todavía faltan muchos pasos ¿El siguiente? Ser presidente de su escuela. ¿Has visto la película “Election”? Protagonizada por Reese Witherspoon y Matthew Broderick. Haz de cuenta, pero con las tecnologías, redes, escándalos sexuales, manipulaciones, drogas, dobles discursos, protocolos, cuidados y cuotas de 2019 (de los cuales se burla de alguna forma).
El capítulo piloto es muy bueno. Coloca una premisa interesante que, de desarrollarse bien, te hace imaginar algo parecido a un kindergarden house of cards; coloca las piezas de un ajedrez que se antoja no sólo bueno por las premisas, sino por un elenco juvenil y maduro que comienza a justificar los 300 millones: Ben Platt, Zoey Deutch, Lucy Boynton, Jessica Lange, Gwyneth Paltrow, Dylan McDermott, January Jones, Martina Navrátilová y, por si fuera poco, Bette Midler.
En estos tiempos, cuando todos con una cuenta de Twitter, Facebook o Instagram, nos volvemos expertos estrategas y analistas políticos ¿A quién no le gustaría ver las entrañas de la política desde su concepción?
Entre House of Cards y Glee
El problema es que apenas comienza el segundo capítulo, las piezas de ajedrez recién colocadas se convierten en dominós que empiezan a caer uno detrás del otro. Y peor aún, para mantener un tono humor negro, la serie da giros o toma asuntos que pudieron ser sólidos en un thriller político, y les da salidas que rayan en el absurdo y que no serían sostenibles en la vida real.
Dos de los personajes más interesantes del capítulo piloto son borrados, el primero, por un balazo (no es grave spoiler, sucede en los primeros minutos del primer capítulo) y el segundo, Astrid (Lucy Boynton, Sing Street) que se desdibuja en medio de malas decisiones argumentales.
Poco a poco entiendes que no estás viendo una versión juvenil de House of Cards, sino una versión política de Glee.
The Politician se desploma hasta el último capítulo de la primera temporada, donde aparecen sorpresas que recuperan el interés y construyen un cliffhanger suficientemente interesante como para justificar una segunda entrega. Quién sabe, quizá aprendamos que hasta el mismísmo Ryan Murphy puede tener un tropiezo en su vida.