La autobiografía que recientemente publicó Woody Allen – A Propos of Nothing– ha generado la polémica que uno esperaría de alguien que, durante décadas, ha estado involucrado en polémica legales off Hollywood.
Independientemente de si es necesario o no que un cineasta se exponga en un momento en el cual los medios tienen preparadas las antorchas para la hoguera pública, lo cierto es que el séptimo arte ha dado figuras detrás del lente que deberían hacer ese ejercicio; ya sea por enigmáticos, polémicos o perfeccionistas, he aquí una lista de 10 cineastas cuya autobiografía nos gustaría (o nos hubiera gustado) leer en el ir y venir de sus años e ideas.
1.- Michael Cimino
La vida del legendario cineasta -ganador del Oscar- es una que siempre estuvo envuelta en el misterio, siendo de paso una de las fabulas más entretenidas sobre los excesos que se pueden llevar a cabo en pos de la genialidad.
De ser apadrinado por Clint Eastwood (en la fantástica e infravaluada buddy movie Thunderbolt & Lightfoot) y ganar el Óscar a mejor película y mejor director por el polémico drama bélico The Deer Hunter, Cimino se convirtió en el apestado número uno de la industria al dirigir ese antiwestern llamado Heavens Gate.
Un presupuesto que se disparó y llevó a la quiebra a su estudio, tomas eternas buscando la luz perfecta, sets destruidos para erigir nuevos con pequeñas diferencias… ver Heaven’s Gate es ver una obra maestra maldita y el dinero quemándose en pantalla.
El resto de su historia estuvo envuelto en un halo de fracaso y misterio a tal grado que al morir todavía seguía la duda de si se había cambiado o no de sexo y cual era su verdadera edad. Definitivamente una autobiografía de Cimino hubiera sido una megalomanía sublime de leer.
2.- George Miller
Mad Max, Las Brujas de Eastwick… ¿Babe en la ciudad y Happy Feet? Pocos cineastas han sido más diversos y arriesgados a la hora de dirigir (legendarias son las historias que se cuentan sobre el rodaje de Mad Max: Fury Road), siguiendo una musa que sólo él entiende y saliendo siempre invicto.
¿Que llevó a un hombre graduado en medicina a dejar el todo por el todo para dirigir la primera cinta de Mad Max, convirtiendo de paso en estrella a Mel Gibson? ¿Que tipo de paciencia se requiere para lidiar con un productor tan extravagante cómo Jon Peters? ¿Y por qué Happy Feet? esas son sólo algunas de las cosas que nos gustaría leer en la autobiografía de este cineasta que no tiene par actualmente.
Y, de verdad, ¿Por qué Happy Feet?
3.- David Fincher
Hizo llorar a Jake Gyllenghaal en Zodiac, cambió el final de Se7en a espaldas del estudio, detuvo la filmación de Gone Girl sólo porque no le parecía la gorra que usaba Ben Affleck. Egresado de la generación MTV, David Fincher es alguien que ha convertido el perfeccionismo en un estilo, uno donde el sol nunca sale y el espíritu humano es condenado a la sumisión a menos que decida destruir su mundo.
Razón por la cual cuesta un poco imaginar qué llevó a este niño privilegiado (su vecino era George Lucas) de dirigir a Madonna y Aerosmith en sendos (y premiados) videos de la MTV clásica, a emprender una misión de llevar su particular obsesión a una generación de cineastas que se adhería a los cánones de lo popular. La filmografía de Fincher ha creado tal culto a su figura que ¡vaya que querría leer su justificación y sus técnicas!
4.- Spike Jonze
Ahora que gracias a su flamante documental los Beastie Boys están de nuevo en el pedestal que una vez se nos olvidó les pertenecía, la historia de Spike Jonze sigue envuelta en un misterio total.
¿En verdad es heredero de la fortuna de catálogos Spiegel? ¿En verdad «Her» es su carta de despedida a su ex esposa Sofia Coppola? ¿Qué fue de su sueño de ser doble de riesgo? ¿Por qué eligió debutar con una cinta tan sui generis cómo Being John Malkovich? ¿Cómo es tener de amigo a Charlie Kauffman?
Miles son las incognitas que encierra este hombre llamado en realidad Adam Spiegel, mismo que dirigió quizá el mejor video en la historia de MTV (Praise You de Fatboy Slim, mismo que fue protagonizado por él bajo el nombre de Richard Kouffey y la ficticia compañía de danza comunitaria Torrance). Siempre que estas dudas se han intentado responder, surgen como resultado delirios periodísticos: busquen en YouTube su gira de prensa al debutar con Being John Malkovich y verán porqué la historia de este hombre es la de un genio.
5.- Francis Ford Coppola
¿Que se sentirá dejar de ser Dios para volverte un simple mortal? Porque en los años 70 eso era Coppola: un Dios. El Padrino I y II, The Conversation y Apocalypse Now son cintas que elevaron a este megalómano genio a otro nivel (y eso sin hablar de sus contribuciones para Patton y la carrera de George Lucas, mismo que basó a Han Solo en él).
Y todo ello para dedicar el resto de su carrera a cintas olvidables (aún con glorias intermedias como Rumble Fish y Peggy Sue Got Married) que culminaron en ese horror llamado Jack (con Robin Williams) y cintas inaccesibles al gusto de cuaquier persona que no sea él.
Aderezado a eso, también recordemos que la historia familiar de los Coppola (junto con los Houston, la única familia en la cual tres generaciones han ganado el premio Oscar) es muy cercana a la de una mafia, llena de envidias, traiciones y lealtades mal entendidas.
Ya si lo anterior no les convence de que necesitamos la autobiografía de Coppola, nada más baste escucharlo hablar de su sobrino, Nicolas Cage, para querer entrar de lleno a esas memorias.
6.- Terence Malick
A mediados de los 90, Quentin Tarantino -joven y embriagado por el éxito- gustaba decir que le gustaría aplicar un Terence Malick, y es que en ese momento sabíamos lo mismo de Malick que de Pie Grande o la fisión en frío. En una industria en la cual la autopromoción es esencial, la desaparición de Malick era un misterio que sólo aumentaba su fama e influencia por cada película que NO hacía.
Malick empezó su carrera de forma envidiable: Badlands y Days of Heaven eran cintas que habían acercado al cine a lo que Tolstoi hacía en novelas, y que le dieron sendos premios en Europa así cómo un seguimiento de culto…. para después desaparecer por 20 años hasta su regreso con The Thin Red Line.
¿Es cierto que enseñó filosofía en la Sorbona? ¿Que reescribió durante 10 años el guión de lo que sería después The Tree of Life? ¿Es tan mal esposo cómo lo describieron sus exes en famosa entrevista para Vanity Fair? ¿El fantasma de su brillante y malogrado hermano mayor fue lo que lo llevó a la timidez? ahí hay una gran autobiografía, una que seguro Tolstoi también hubiera escrito.
7.- William Desmond Taylor
Un joyero decide abandonar a su familia huyendo a Hollywood, para luego convertirse en el director más famoso de su época y morir asesinado en circunstancias misteriosas. No, no es una trama de cine noir, sino la historia de este hoy olvidado director que en su momento fue el Spielberg de la naciente tierra de sueños californiana.
Al morir, Desmond Taylor dejó más preguntas que respuestas en una vida que asemeja a una novela de aventuras. Que haya muerto justo cuando buscaba recuperar a la familia que abandonó, es uno de los factores que harían de esta autobiografía la cumbre de los best sellers.
8.- Maya Deren
Meshes of the Afternoon hizo por el cine experimental lo que Eric Clapton hizo por el Blues: llevó algo aparentemente de nicho a convertirse en parte indistinguible de la cultura popular. Y eso gracias a la peculiar visión de una mujer aún más peculiar.
De ser secretaria en el Greenwich de los años 40 a filmar y participar en rituales voodoo en Haitií. La historia de Maya Deren es la de una mujer a contracorriente, la de una genio que padeció su arte al ver cómo su salud y todas su relaciones personales iban desapareciendo hasta su fallecimiento a la edad de 44 años.
Dean, Ledger y, por amor de Dios, añadan a Deren en la lista de eso que definía Cobain cómo «es mejor apagarse que extinguirse lentamente».
9.- Lily y Lana Wachowski
Estamos ante una de las historias más grandes que ha dado el cine fuera de cámaras: dos hermanos ñoñisimos consiguen el éxito instantáneo gracias a Matrix, para inmediatamente después recluirse a tal punto que cuando regresaron, ya cómo hermanas, Matrix era la única certeza que teníamos sobre estas dos misteriosas figuras del cine.
Siempre nos han gustado las historias de los underdogs, los oprimidos que alzan la voz y cambian el mundo. Y eso hizo Matrix. Y eso lo hicieron dos obsesos de los videojuegos y pintores de brocha gorda que con su dinero decidieron experimentar una revolución sexual que les ayudó a encontrarse y erigirse también cómo iconos fuera del cine.
Esa autobiografía urge leerse. Hoy y siempre.
10.- Joel e Ethan Coen
Barton Fink, No Country for Old Men, The Man who Wasn’t There, The Big Lebowski…. varias son las cintas que integran el imaginario de una de las duplas más formidables y únicas que ha dado el cine: Los hermanos Coen.
Miembros de una familia insoportablemente convencional de clase media, cuando los Coen debutan en 1984 con Blood Simple pocos auguraban que iban a estar ante el nacimiento de una de las andanzas más peculiares que ha dado el cine, una que tiene cómo constante la excentricidad de este dúo no muy propenso a dar entrevistas o dejar ver su vida privada.
Entender un poco el cómo funcionan los Coen es, simplemente, entender cómo funciona la genialidad. Urge esa autobiografía.