Hay un instante tanto en Güeros (2014) como en Museo (2018) en que el cineasta mexicano Alonso Ruizpalacios parece detener la filmación mientras que la cámara muestra -cual si se tratara de un error o de un calculado escape a la realidad- que todo lo que vemos no es más que una ficción, una filmación con actores, técnicos, claquetas, luces y cámaras.
Esta necesidad de recordarle a la audiencia que lo que ven no es más que una representación de la realidad, está presente también en su tercer largometraje, Una película de policías. Pero a diferencia de sus filmes anteriores, este escape a la realidad se vuelve parte nodal de lo que Ruizpalacios intenta hacer con esta película, un interesante híbrido que juega tanto en la ficción como en el cine documental.
Historias de policías
En Una Película de Policías conocemos a Teresa (Mónica del Carmen) una mujer policía que -mediante voz en off- cuenta la anécdota de cómo es que entró a la corporación tratando de seguir los pasos de su padre, que también era policía.
Con esa insistente voz en off de fondo, las imágenes del debutante Emilio Villanueva narran otra cosa: la vez que la oficial Teresa tuvo que ayudar en un alumbramiento, su duro entrenamiento, y demás peripecias que una mujer encuentra en la corporación.
Después el foco cambia a Montoya (Raúl Briones), quien de igual forma narra las circunstancias que lo llevaron a la academia, así como los tratos, y las transas dentro de la corporación.
Hasta ese momento, Una Película de Policías es una cinta bien filmada, estupendamente bien actuada, pero hasta cierto punto convencional. Hasta que, en un instante, Ruizpalacios recurre al viejo truco del escape a la realidad, pero en este caso es una ruptura mucho más profunda, un viraje extremo donde la película cambia por completo convirtiéndola en un ejercicio tan ambicioso como interesante.
Generando empatía
Mas allá de la habilidad visual y aquel corte abrupto que lo cambia todo (estupenda edición del experimentado editor Yibrán Asuad) , Una Película de Policías tiene poco (o nada) de sus dos anteriores largometrajes. En todo caso, se comunica más con su cortometraje anterior, Verde (2016) donde narra otra historia de policías, en esta caso un grupo de oficiales que transportan valores (José Luis Pérez también colabora en este cortometraje).
El experimento generará comentarios, y probablemente no convenza a muchos, pero es clara la ambición del cineasta y su compromiso como autor, regresando siempre a los temas que le interesan: historias urbanas, de personajes perdidos en la Ciudad de México, y con esa obsesión de jugar entre la ficción y la realidad.
Su mayor mérito, probablemente, es que al final logra algo que parece imposible: generar simpatía por el desvencijado, corrupto, y mal entrenado cuerpo de policía de la Ciudad de México.
Una Película de Policías compite esta semana en el Festival de cine de Berlín y tendrá estreno en la Cineteca Mexiquense el 20 de septiembre.