Venom, Carnage Liberado, es la más reciente película con superhéroes de Marvel pero del estudio de Sony. Estrenada el pasado 1 de octubre de 2021 en Estados Unidos, recaudó un récord de taquilla pandémico de $90 MDD en su primer fin de semana, y se espera que tenga un resultado igual de favorable en México, donde se estrena el 6 de octubre.
Lo primero que esperaba de esta nueva historia es que bueno… tuviera una. Ya que una la entrega pasada (de 2018) parecía como si fuera una secuencia de origen y exposición estirada por 90 minutos.
Aquí vamos de nuevo
En Venom, Carnage Liberado, Andy Serkis (recordado por dar vida a personajes como Gollum, al mono César y hasta King Kong) toma la batuta del proyecto y nos trae esta continuación donde Eddie Brook (Tom Hardy) tiene la oportunidad de volver a trabajar como periodista y entrevistar al asesino en serie Clatus Kasadly (Woody Harrelson).
Debido a dicha entrevista, el asesino termina obteniendo la sentencia por inyección letal, lo que ocasiona con una pelea entre ambos y unas gotas de sangre simbiótica se escapan, dando origen a Carnage quién, básicamente, es una versión más fuerte de Venom.
El humor nos salva
Lo más interesante de la película es la relación entre Venom y Eddie, dónde literal y figurativamente, Eddie cuenta con un demonio que funciona como su subconsciente quien, a veces lo anima a superarse y en otras le dice sus verdades.
Por más ridículo que suene, la relación entre el alien simbiótico y el periodista de San Francisco, termina funcionado muy bien (y mejor que en la primera entrega) todo gracias a la comedia (a veces algo tonta) que tiene el guión. Venom es un antihéroe vivaracho y directo, y Eddie es un chico perdido y torpe. Suena cliché, pero funciona.
Se trata de un humor que raya en el pastelazo. A diferencia del humor al que nos tiene acostumbrado Marvel, Carnage Liberado raya en la comedia de pastelazo, no es aquel humor “clever” del que puede presumir, tal vez, Guardians of the Galaxy u otras similares del MCU.
El villano
La participación de Woody Harrelston como Carnage es muy buena, y las escenas de acción entre ambos son entretenidas y en momentos hasta chistosas. Realmente aquí si se puede apreciar la amenaza de la historia, no como en la entrega pasada. El arco del villano es creíble e interesante, aunque si parece que todavía está muy lejos de tener la calidad de efectos especiales que su querida socia, Marvel Studios, tiene ya bien amarrado.
En contraste, Venom sigue siendo este extraño anti-héroe que lo mismo come gallinas que humanos. El personaje juega en el contraste de ser un campeón del humorismo blanco (¿más catsup?) y tener un aspecto de monstruo asesino con mil colmillos en la boca.
Y aquí no estamos para dar spoilers pero lo que pasa en el final, hace que toda la película valga la pena.