La ceremonia de los Oscares está prácticamente a la vuelta de la esquina. Dentro de las nominadas a Mejor Película y Mejor Guión Adaptado, pareciera estar pasando injustificadamente desapercibida Women Talking, de la directora Sara Polley.
La película es la adaptación del libro homónimo escrito por Miriam Toews, el cual cuenta la historia de las mujeres de una comunidad menonita donde, hartas de los incontables abusos orquestados por los hombres de la comuna, deciden unirse a discutir las únicas opciones que tienen: no hacer nada, quedarse, o dejar la congregación.
Diferencias con el libro
La diferencia más grande entre el libro y la película es que en el primero se cuenta desde la perspectiva de August, el único chico presente en las reuniones de las mujeres (como es el único que sabe leer y escribir, va tomando notas de lo que discuten las mujeres).
La directora acierta al “corregir” esta narrativa y si bien August sigue siendo el que lleva la minuta de las reuniones, la película se cuenta desde la perspectiva de las mujeres.
Esto ayuda mucho a la historia ya que podemos saber de viva voz sus inquietudes y pensamientos. Y en estos debates, desde las más longevas hasta las chicas adolescentes tienen algo que decir. Por tanto, tiempo han sido silenciadas y es el momento de hablar, de discutir, de razonar y de escuchar… una micro democracia.
Reparto impresionante
Se discuten muchos puntos, desde las que están dispuestas a dejarlo todo, hasta las que consideran que quedarse es la mejor opción. Lo interesante es que, aunque las mujeres tienen un deseo de hasta cierto punto cambiar su realidad, se atraviesan muchos cuestionamientos espirituales dada su educación dentro de la iglesia mormona. El yugo religioso pareciera ser el freno más importante para la decisión final.
Ayudan mucho las actrices encargadas de llevar a estas mujeres a la pantalla: Jessie Buckley es Mariche, una mujer que sufre abusos constantes por parte de su esposo, y quien se considera la cínica del grupo, Claire Foy es Salome, llena de rabia después de que su hija sufriera un ataque, Frances McDormand quien da vida a Janz, quien no está de acuerdo con el debate de las mujeres, la magnífica Rooney Mara es Ona, una chica que fue violada y como resultado está embarazada y Judith Ivey y Sheila McCarthy como Ágata y Greta respectivamente, las sabias del grupo.
Tragedias atemporales
Otro punto importante es que por lo menos en la primera mitad de la película desconocemos el lugar y la fecha de lo que estamos viendo. Por su vestimenta, la manera en la que viven y los problemas a los que se afrontan tiene lógica asumir que se sitúan en el siglo pasado. Lo interesante es que está situada en algún lugar de Canadá en ¡2010! Impacta este dato ya que uno creería que a estas alturas este tipo de comunidades analfabetas y oprimidas ya no deberían de existir, pero la realidad es otra. Es un fuerte para la película ya que alimenta el hecho de que esto ha sucedido y sucede donde sea, en cualquier punto de la historia.
Women Talking es eso, una película donde el diálogo es lo más importante, pero a pesar de que el cuestionamiento moral y religioso y el destino de estas mujeres es bastante interesante y las actuaciones son bastante sólidas, la oportunidad de la película se presenta en que el guion a veces llega a ser un ejercicio académico más que un relato. Además, lo visual pudiera explotarse mucho más.
Relevante y contemporánea
La película es sólo una porción de todos los espacios en los que los abusos hacia las mujeres son el pan de cada día. Hoy hablamos de la comunidad menonita, pero bien puede hablarse de cualquier estrato de la población porque desafortunadamente esta problemática nos ataca a todos. Women Talking trae a la mesa discusiones tan viejas como la existencia del ser humano, e impacta que sigan siendo relevantes el día de hoy. Si bien, los aspectos técnicos tienen oportunidades, las discusiones de la violencia, la religión y el perdón son bastante interesantes, volviendo a la película una sólida competidora dentro de los Premios de la Academia.