Dicen los que saben de política que el miedo es poderoso. A veces pensamos que es cosa de niños, el miedo a la oscuridad, a los fantasmas, a los monstruos, pero la angustia y el sobresalto ante los peligros, reales o imaginarios, es algo que nos acompaña toda la vida. El miedo al peligro inminente e inmediato, no es otra cosa que instinto de supervivencia, ese nos hace estar alertas en zonas de riesgo, evitar ciertos lugares o situaciones, sin embargo, nuestros miedos más fuertes no son los que nos sacan de un apuro, sino los que nos enfrentan a la incertidumbre.
Nuestros miedos cotidianos, como adultos, no son indulgentes, pero tampoco llegan como el zarpazo de un tigre, a hacer un corte fino y rápido, con un disparo de adrenalina; sino que se van incubando poco a poco. Le tenemos miedo al paso del tiempo, a la pérdida de la estabilidad, a la enfermedad, a la soledad, al desamor, a la traición, a la pérdida del ser querido, a la crisis, a la recesión, al autoritarismo, a la represión, a perder lo que tanto trabajo nos ha costado construir como individuos, como familias, como sociedades, como naciones o como especie. De todo eso trata la serie que hoy voy a recomendarte.
Si Chernobyl fue la serie sorpresa del año y, podría convertirse en una de las mejores miniseries de la historia, HBO nos ha regalado otra serie que le juega al tú por tú. Years and Years, de Russell T. Davies (Doctor Who), coproducida por la BBC y HBO; es una deliciosa sorpresa en seis capítulos.
Una cercana distopía
Years and Years nos cuenta la historia de la familia Lynos en un cercano futuro distópico. Quizá una las características recurrentes en las distopías es que por lo general, las historias comienzan en un futuro tan lejano o un presente tan distinto que, aunque logres empatizar con sus personajes, es difícil que te apropies de los problemas que enfrentan. Es que no son tus problemas, ni se presentan como una posibilidad real, en la mayoría de los caso, ni siquiera remota. Years and Years, se distingue, en principio porque va desdoblando la distopía a partir del mundo de hoy. La historia comienza en 2019, con Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, Reino Unido en el proceso del Brexit, China creciendo y, en el mundo, acomodándose piezas para que proliferen gobiernos incompetentes, de posiciones extremas, intolerantes y autoritarias.
¿Bajo qué proceso permitimos ir perdiendo derechos? ¿Cómo es que las cosas pueden cambiar tan radicalmente? ¿Estamos ya en un mundo roto? ¿Cómo dejamos que sucediera? La serie responde a esa pregunta, llegamos poco a poco, paso a paso, concesión a concesión. Cuando un derecho se pierde, pero el afectado es otro, y no decimos nada, cuando nos convence el canto de las sirenas, la promesa de soluciones milagrosas, cuando se compra la idea de que una persona que es capaz de solucionar todos nuestros males, porque es pueblo, es «de los nuestros». Cuando ese alguien logra conectar con el descontento popular, siempre que tenga paciencia y aproveche lo cambiantes de los vientos en la navegación de la política, puede convertir una postura inconcebible, en un proyecto de nación, en una campaña exitosa y en política pública.
La serie nos recuerda que lo peor puede pasar y, al día siguiente, la vida sigue. En 1945- dicen -detonamos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, creímos que eso cambiaría al mundo, pero al día siguiente comenzamos a barrer y al poco tiempo ya lo habíamos superado.
Un futuro incierto
La historia comienza, decía, en 2019. Nace un bebé y es motivo de alegría de los Lyons, una familia de Manchester, con un sólido matriarcado ejercido por la abuela Muriel, sus nietos y bisnietos. Al recibir al bebé, Daniel, uno de los tíos se pregunta ¿Qué mundo le vamos a ofrecer a esa cría, en cinco, diez, treinta años? A partir de allí el calendario comienza a correr y va avanzando por los próximos años, haciendo escalas para mostrarnos que, pese a los avances tecnológicos (con un estilo que recuerda los mejores capítulos de Black Mirror) y los acontecimientos históricos y cambios políticos y sociales, la vida cotidiana sigue su curso. Desde los ojos de esa familia vamos viendo cómo las decisiones de quienes gobiernan y de quienes los votaron van condicionando el destino del mundo e impactando profundamente la vida de los protagonistas.
En 2024 Trump vive el último año de su segundo mandato en graves tensiones con China por la construcción en el Pacífico de una isla militar que Estados Unidos asegura, es una base nuclear. Rusia, con Putin al frente, ha invadido Ucrania. La crisis humanitaria es grave. Millones de personas buscan asilo en Europa Occidental. Gran Bretaña, fuera la Unión Europea, no recibe inmigrantes y los confina a guetos con derechos extraordinariamente restringidos. A la familia Lyons, sin embargo, les va bien. Son clase media alta, con grandes casas y una feliz vida familiar. ¿Cuánto va a durar así? ¿Puede eso cambiar? ¿Qué tan sólida es nuestra estabilidad? ¿Cuánto aguantan nuestras certezas? Te he contado los primeros quince minutos del capítulo uno.
Ficción plena de realidad
En los seis capítulos verás cómo, poco a poco, la realidad se va transformando, no sólo sin darte cuenta, sino entusiasmándote con ella, provocándola, votando a su favor. Veremos cómo el heroísmo es algo que puede nacer de la circunstancia y sin intenciones; Years and Years habla de adaptación, de resiliencia y de fuerza. Caminando en cada capítulo a un final de temporada poderoso y bien construido, que da pie a una segunda temporada (Sin que sea indispensable).
Destaca la participación de Emma Thompson, como Viviene Rook, una empresaria mediática, controvertida y metida a la política, que gana simpatías con su actitud irreverente y contestataria contra los políticos de siempre, esos que el pueblo aborrece, a los que hay que cambiar.
Lo mejor de la serie, probablemente, es que aunque la ubican en un futuro próximo, y presentan las cosas que podrían pasar; lo cierto es que, en buena medida, muchos de los dramas que narra, no son originados por la ficción pura, en muchos países, en América Latina, Europa Oriental y África, lo que allá presentan como un futuro terrible para Europa occidental, es la vida cotidiana de millones de familias en el mundo. El cruce ilegal de fronteras, la muerte, la falta de servicios de salud, la negativa al asilo, la xenofobia, la posibilidad de perderlo todo, la injusticia, la desaparición de seres queridos, la indefensión. Por momento, Years and years parece menos una distopía y más un espejo. Indispensable verla. Está en HBO.